—Dije que fueras a ver si ha llegado el gran señor, no que te quedes viendo a mi conquista con esa mirada. Ella es mía esta noche, después podrá ser tuya.
—Lo siento, señor, volveré en un minuto.
Lo vemos irse muy dudoso y luego se dirige a mí con el buda en la mano.
—Es precioso.
—¿Te gusta?
—Es lindo.
—Puedo darte muchas cosas como estás si aceptas ser mi amante. ¿Qué dices?
—¿De verdad?
—Por supuesto.
—Vaya, suena interesante.
—Tendrás todas las joyas que quieras. ¿Te gustaría tocarlo?
—¿Puedo?
—Toma.
Recibo el buda bajo la atención de los tres hombres y sonrío lo fácil que ha sido engañarlos. Este hombre es un completo estúpido. Es al único que se le ocurre tener un buda de oro y diamantes sin tener suficiente seguridad y además me ha entregado el buda sin esfuerzo.
—Este buda vale millones, está hecho de oro y diamantes puros. Es precioso.
—Lo es. Muy hermoso.
—Señor…
En el momento en que él se va a dar la vuelta para ver a su compañero de bebidas, me quita el buda y lo guarda en