Salvatore Mancini.
—¿Como va Enzo en su puesto de trabajo?---pregunto curioso
—La verdad es que sabe desenvolverse. Cumple con las órdenes estipuladas y eso les gusta a los hombres con los que trabaja. He oído que es bueno en lo que hace.
—Para ser cobrador no lo hace nada mal.
Había decidido poner a Enzo como uno de los cobradores de la organización. Era un trabajo de bajo rango y sin mucha importancia. Su trabajo solo era recordar las fechas de pago de cada persona que nos pedía dinero prestado.
—¿Qué piensas hacer con Enzo? No puedes tenerlo toda su vida como cobrador, la organización ya sabe que es tu hermano.
—Le daré un par de semanas más, quiero estar seguro al darle trabajos más complicados. No quiero cometer un error.
Bebo de mi trago y dejo el vaso sobre mi escritorio.
—¿Qué sabemos de Il Serpente?
—Está callado para ser sinceros—responde Matteo—. No ha realizado ningún otro movimiento.
—Eso debería preocuparnos. ¿Tenemos sospechosos?
—No hasta el momento, estamos in