Salvatore Mancini
Llegó al piso totalmente exhausto del día de hoy. Había mucha mierda que solucionar en los almacenes que apenas podía tolerar. Solo necesitaba acostarme junto a mi esposa. A pesar de toda la mierda que había pasado entre nosotros, solo la necesitaba a ella para poder calmarme.
Puedo oír las pisadas suaves de tacón y frunzo el ceño. ¿Por qué Giulia estaba usando tacones a las casi dos de la madrugada? Siempre andaba descalza por el piso o al menos con sus tenis favoritos, además, ¿por qué seguía despierta? Le había dicho que no me esperara despierta porque llegaría tarde.
Tenía que admitirlo, Giulia estaba extraña, bastante extraña y sabía que algo ocultaba, algo que se la comía por dentro. Giulia tenía demasiados secretos que no le ayudaban en nada. Solo le hacían daño.
Giulia aparece vestida con uno de esos vestidos horribles que había utilizado el primer día que la conocí. Demasiado recatado para mí gusto y eso me hizo sospechar. ¿Qué estaba sucediendo?.
—Has v