Isabella Romano.
Abro mis ojos lentamente al sentir los rayos de sol golpear mi rostro.
Miro a mi alrededor mientras trataba de adaptarme al entorno de la habitación. Un fuerte brazo rodeaba mi cintura manteniéndome pegada a un fuerte pecho. Salvatore me abrazaba a su cuerpo, como si fuera a huir en medio de la noche.
Las sábanas cubrían mi cuerpo desnudo y sonrió de lado al recordar nuestra noche. Jamás hubiera creído que una pesadilla por Giulia iba a despertarme y después terminar acostándome con Salvatore.
Había sido una noche inolvidable, donde por primera vez desde la boda, había sido yo realmente. Isabella Romano, no Giulia. Solo Isabella.
Pero también por primera vez me había sentido amada… Venerada por alguien. Deseada.
Sentimientos que quizás nunca creí que iba a recibir, pero anoche los recibí por primera vez.
¿Debería sentirme culpable? Posiblemente.
¿Me sentía culpable? Para nada.
Abandono mis pensamientos cuando siento besos por mi hombro desnudo. Relamo mis lab