Alfa Ava
No tenía formas de explicar lo que sentía.
Fue como si mi interior se hubiese reconstruido… como si algo perdido dentro de mí hubiese regresado a su sitio sin avisar.
La línea invisible que se había debilitado desde que crucé hacia las tierras del norte, ahora ardía con una intensidad que me erizaba la piel.
No era dolor. Era algo más profundo.
Un hilo. Fluorescente. Vivo.
Lo podía sentir.
Lo podía ver, aunque no con los ojos.
Mis manos temblaban mientras me ponía de pie. El corazón me latía como si quisiera romperme el pecho, pero no de miedo. No esta vez.
Sabía que estaba aquí.
Cael.
Por alguna razón que no podía entender, había cruzado la bruma, se había adentrado en este territorio que nadie osaba pisar…
Y lo había hecho por mí.
Quizás para capturarme, o quizás para entregarme.
Pero lo que fuera que nos unía ahora ardía con demasiada fuerza como para ignorarlo.
Deslicé los pies con cuidado por el suelo de la cabaña, evitando cada tabla que recordaba que crujía. No