La oscuridad fue absoluta durante tres segundos eternos antes de que las luces de emergencia, alimentadas por generadores independientes, parpadearan y se encendieran, bañando los pasillos de la clínica en un resplandor rojizo y siniestro. El zumbido de los sistemas de soporte vital y la alarma silenciosa pero persistente crearon una banda sonora de pesadilla.
En sus aposentos, Clara se quedó inmóvil, conteniendo la respiración. El audífono solo emitía un silbido agudo. Estaba ciega y sorda. Una distracción. La frase de Gael resonó en su mente. Alessio no había caído en la trampa; los había manipulado para dejar la clínica vulnerable.
Mientras Clara evaluaba sus opciones con el corazón en un puño, en la suite médica de Marcos, el Halcón ya estaba en movimiento. La oscuridad y el corte de comunicaciones fueron para él el equivalente a un clarín de guerra. El dolor en su torso se convirtió en un dato irrelevante, su mente se enfocó con la frialdad de un misil.
Se incorporó de la cama, i