La música llenaba el salón mientras Gemma se dejaba guiar por Sebastian a través de la pista de baile. Una melodía suave llenaba el aire, y a su alrededor, otras parejas disfrutaban del momento, sumergidas en su propio mundo.
—Gracias por esto —susurró.
Sebastian había organizado una fiesta para celebrar sus cumpleaños, y parecía haber pensado en cada detalle. Sus flores favoritas adornaban el salón, dispuestas con delicadeza en arreglos que llenaban el aire de un aroma sutil y embriagador. En el centro, un imponente candelabro colgaba del techo, sus luces reflejándose en cada superficie y bañando la sala con un brillo cálido. Toda su familia y amigos estaban reunidos allí.
—Fue un placer, aunque no fue tan fácil mantenerlo en secreto hasta el final. Eres demasiado persuasiva cuando quieres saber algo —dijo Sebastian, con una sonrisa.
Gemma rio, divertida, mientras recordaba sus intentos por hacerle confesar lo que guardaba en silencio.
—No puedes actuar raro y esperar que no trate de