El timbre del celular interrumpió el suave murmullo del apartamento unas semanas despues. Leo, con una toalla colgada al cuello y el cabello aún húmedo, salió del baño justo en ese momento sonó su celular. Lo toma y mira la pantalla.
—¿Quien es?—pregunta Zendaya.
—Mi madre... pense que no regresarian hasta el año que viene.
—¿Es tu madre? —susurró ella—. Oh por Dios.
—Eso es nuevo.— dice Jean.
Leo tomó el teléfono y lo puso en altavoz, sentándose a su lado en el sofá.
—¡Feliz cumpleaños, hijo! —exclamó la voz cálida de su madre, cargada de emoción—. Tu padre y yo queremos verte esta noche. Hemos preparado una cena en tu restaurante favorito. No se vale decir que no.
Leonard rió con ternura, miró a Zendaya y luego al otro lado del sofá, donde Jean se peinaba frente al espejo del pasillo. Lo habian olvidado por completo.
—¿Una cena sorpresa? Qué lindo mamá... lo habiamos olvidado por completo mamá.—su madre pensó que se referia a el y a Jean su amigo, aun no saben que Zendaya es su luna