Horas después, estaban en el área VIP del estadio, rodeadas de luces, música y glamour. Zendaya llevaba un vestido negro ajustado y labios rojos. El sonido de las miles de personas coreando la canción se sentía en el pecho. Y entonces... lo vio. Allí estaba. Bajo los reflectores. Camisa plateada abierta, cadenas doradas, pantalones negros ajustados. Su cabello castaño despeinado como siempre, su sonrisa intacta. Jean Bernard Moreau. Cantaba con esa voz grave que siempre la hacía temblar. Y en cuanto la vio entre el público, en medio del tumulto, se congeló por una milésima de segundo. Sonrió, con esa expresión suya de “ahí estás”, y sin parar de cantar, hizo una seña a su seguridad. Minutos después, Zendaya y Aisha eran escoltadas a un espacio aún más exclusivo. Sofás blancos, champagne, aire acondicionado mas fuerte. La tarima estaba a centimetros y podian disfrutar mejor. —¿Sera que le gustamos o nos sacamos algo? —preguntó Aisha, confundida. —Lo conozco. Conozco a ese lobo—mu
Leer más