Valeria acarició con mimo el cabello de la niña que sonrió con complicidad ante el gesto.
—Me encanta tu cabello y el vestido también — la pequeña toqueteó el vestido, acarició la tela disfrutando de la suavidad.
—Tu vestido es más lindo con todos esos adornos —María subió un hombro y su rostro se tiño de un tono rosa que la hizo ver más inocente —Bromeas ¿verdad? Mi vestido es de niña. Parezco tonta.
—¡Claro que no! —Valeria negó con la cabeza al hablar —. Eres la más hermosa de la fiesta —la jovencita se rio encantada por el elogio.
Tomó de las manos a Valeria y esta le dio unas vueltas delante de la cara arrugada de Leónid hasta que un carraspeo las sacó a ambas del momento íntimo.
—Creo que te esperan María —ya el tono de Leónid dejo de ser amable y fraterno —. Creo que debes volver —la pequeña obedeció a su tío postizo y se encaminó hasta donde se encontraban sus padres —, no te he dado permiso para que socialices con nadie Valeria —la miró con tanta intensidad que a ella le sobr