Danae
La limusina se detuvo frente a la mansión de la familia Loumet con un suave frenazo. Bajé, ajustándome el vestido azul oscuro que Montenegro Enterprises me había enviado y que me sentía extraño llevar, tan alejado de mi cotidianidad. Mis tacones resonaron en el camino de piedra mientras intentaba controlar la oleada de nervios que me subía por la espalda.
Mi segundo día de trabajo y ya estaba acompañando a Kael Montenegro a una boda, un evento social y yo ni siquiera sabía como hablar delante de alguien importante sin empezar a tartamudear.
De pronto, Kael apareció a mi lado, impecable en un traje negro que parecía absorber toda la luz. Su mirada se posó en mí con esa mezcla de frialdad y algo parecido a la preocupación. No dijo nada de inmediato, solo me hizo una leve señal con la cabeza para que lo siguiera.
—Escucha —murmuró en voz baja mientras nos acercábamos a la entrada—. Aquí hay gente peligrosa, mucho ojo con eso. No te separes de mí por nada.
El pulso se me aceleró, y