Capítulo 12

Livia

En el ascensor, la situación no cambió; se volvió más intensa al estar en un lugar más reducido, con él rodeando mis caderas y su boca rozando la piel expuesta de mi cuello. Parecía embriagado, completamente perdido por el deseo de tocarme.

—¿Esto querías, cierto? —susurró, con su voz más grave de lo normal—. Te gusta tentar al diablo, Livia. Deberías ser más cuidadosa.

Sonreí, posando mi mano sobre su mentón, acariciando su barba y disfrutando del contacto. Se sentía tan bien. Me gustaba.

—¿Te molesta? Todos asumen que soy tuya, pero ni siquiera tú me puedes tocar... y eso te jode.

—No, no me molesta —sonrió despacio—, porque sé que un día tú serás quien me busque. Tú me pedirás que te toque y te haga sentir como nadie puede. No me molesta porque sé que nadie puede tocarte, y si alguien se atreviera, si tan solo descubriera la intención... le cortaría los dedos, uno a uno. Porque tú eres intocable. Y aunque te joda, tú eres mía, Livia.

Me helé al escucharlo. Aquello no eran pal
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