Capítulo — El precio de la confianza
El amanecer se colaba entre las cortinas de lino, tiñendo la habitación con una luz dorada. Giulio y Bella estaban aún enredados entre las sábanas, con el aire cargado de esa mezcla de deseo y agotamiento que solo dejaba la reconciliación después de una tormenta. No había palabras, solo respiraciones profundas y miradas que decían más de lo que cualquiera de los dos se animaba a admitir.
Giulio la observó mientras ella se vestía. La camisa blanca que le había prestado le quedaba grande, y verla así, descalza, con el cabello despeinado, le revolvía algo en el pecho que no quería analizar.
—Podrías quedarte un poco más —dijo él, apoyándose contra el marco de la puerta.
—Ya te quedaste sin excusas para retenerme, Giulio —replicó ella con una sonrisa tenue.
Él arqueó una ceja, acercándose hasta quedar frente a ella.
—¿Y si te digo que empiezo a confiar en ti?
Bella lo miró en silencio, sus ojos buscando señales de burla o sarcasmo. No encontró ninguno.