Elara P.o.v
El silencio en las cámaras de Ronan era una cosa frágil y preciosa. Era una burbuja de paz en un mundo que había sido destrozado y vuelto a unir con miedo y esperanza. Él estaba sentado en una silla pesada junto al fuego, con los codos apoyados en las rodillas y la cabeza entre las manos. No estaba durmiendo. Estaba pensando. Podía sentir la energía frenética y caótica de su mente, un rey intentando resolver un rompecabezas sin piezas, luchando contra un enemigo sin rostro.
Yo estaba sentada sobre la alfombra de piel frente al hogar, envuelta en una manta gruesa. La extraña nueva ligereza en mi interior era una presencia constante y suave, un calor secreto que resultaba reconfortante y profundamente desconcertante. Me concentré en ella, intentando entenderla, pero era como intentar comprender la forma de una nube por su sombra.
Un suave golpe en la puerta rompió el silencio. No era el golpe pesado y autoritario de un guardia, ni el andar vacilante de Lyra. Era un golpe lig