Emil.-
Rodé mis ojos ante el comentario estúpido de Lina, me abrí paso hasta entrar a su departamento, uno pequeño, escuálido y con prendas de ropa tiradas por todos lados, ¿no conoce el orden esta mujer?
— No lo invité a pasar –comentó cerrando la puerta detrás de mí. –dígame si no mato a la chica ¿entonces que hace aquí? Si busca información, perdió su tiempo ella no me dio casi nada.
— Puedes dejar de hablar por un momento –exigí con los dientes apretados. –me exasperas con tu cacareo, necesito de tu ayuda –abrió la boca y enarcó sus cejas, parpadeando como caricatura de anime. –pude notar que eres la única persona en la que Nadia mínimamente confía ¿Qué te contó sobre su vida?
— Pues… solo me dijo lo que le pasó a sus hermanos y a su familia –asentí en silencio, sabía que Nadia lo que diría a Lina lo que vivió con Marko Stefano.
— Voy a contarte algo, cuento con tu discreción, pero no debes hacerle saber a Nadia que lo sabes, no ahora. –frunció su ceño, pero no dudo en asentir, me