Emily no puede creer que una sensación de regocijo la recorra de manera tal que siga deseando experimentarla. Jamás, aparte del día que le disparó a Peta había tocado un arma de fuego, pero hoy, con Nicolay a su lado parece que no es peligroso o dañino. Se le antoja sexy y muy reconfortante.
—¿Todo bien? —le pregunta Nicolay al ver la sonrisa preciosa que tiene en los labios —. Parece que te ha gustado esta experiencia ¿O estoy equivocado?
—Es… extraño —sus cejas perfectamente arregladas se arrugan —, pero me siento muy bien aquí donde estoy a pesar de los recuerdos —Nicolay sonríe descaradamente.
—Es por el calor de mis brazos, estás loca por mi —no percibe burla, solo diversión en su tono.
—¿Y tú? —se gira entre sus brazos —¿No lo estás por mí?
Por primera vez la sonrisa de Nicolay aflora ensanchada, solo para ella. La piel de Emily se eriza por momentos, su cuerpo se convierte poco a poco en un volcán a punto de erupcionar. El temblor de sus manos es el reflejo de la inexperiencia