—No creo que eso sea asunto tuyo.
—Tal vez. ¿Es por su dinero? —dice al tiempo que enarca una ceja que ya estaba ridículamente levantada. ¡Bótox!
—No me interesa la riqueza de Nick —respondo tajantemente. ¡Estoy enamorada de él!
—No, claro que no. —Se acerca a la salida, con aire relajado y arrogante, y se gira hacia mí de nuevo, con una cara igual de fría que su voz—. Te lo advierto, Addison. Nick no es la clase de hombre con el que una deba plantearse un futuro.
La miro directamente a los ojos e intento imitar su expresión y su tono gélido. No es difícil, siempre me sale de manera natural con esta mujer tan desagradable.
—Gracias por la advertencia, pero creo que soy lo bastante mayorcita para saber lo que hago. —El corazón se me hunde hasta el estómago.
Ella se echa a reír con condescendencia. Es una risa de lástima que hace que me sienta fatal.
—Pequeña, sal de tu cuento de hadas y abre los o...
De repente, la puerta se abre y Nick entra a toda prisa. Me ve a mí sent