—Mueve el culo hasta aquí —dice reforzando la orden con un movimiento de cabeza.
Dejo caer los hombros ligeramente. Acabaremos antes si le doy lo que quiere y desaparezco de su vista. Llego hasta él y me esfuerzo al máximo por no poner buena cara, aunque fracaso estrepitosamente.
—Dame un beso —ordena con las manos en los bolsillos. Me pongo de puntillas, acerco los labios a los suyos y me aseguro de que no sea un simple pico. Él no responde—. Bésame de verdad, Addison.
Mi tibio intento por satisfacerlo no ha funcionado. Suspiro. Tengo una bandeja en las manos, el bolso colgado del hombro y un cuaderno y un lápiz debajo de la bandeja. Esto no está siendo fácil, sobre todo porque él no colabora.
Dejo la bandeja y el material de dibujo sobre la mesa, hundo las manos en su pelo y acerco su rostro al mío. No tarda ni un nanosegundo en reaccionar.
Cuando nuestros labios se encuentran, me toma por completo. Me rodea la cintura con los brazos y se inclina ligeramente para compensar