Se apartan para dejarnos pasar. Los miro a todos, pero sólo veo caras alegres. Mi hermano es el que más sonríe de todos. No puedo hacer nada más que encogerme de hombros y mostrar mi sorpresa. Ahora me doy cuenta de que los shorts de Nick son blancos, y mi vestido también. ¿Vamos a casarnos otra vez?
Me coloca sobre la arena húmeda, donde las suaves olas me acarician los pies, y nos recibe un hombre vestido de manera tan desenfadada como yo, como Nick y como todos nuestros invitados. Le devuelvo el saludo mientras une nuestras manos en el escaso espacio que separa nuestros cuerpos.
Todo esto me ha pillado desprevenida, pero lo acepto y respondo a las preguntas que se me formulan mientras miro los adictivos ojos de Nick y sonrío con cada palabra. Lo reafirmo todo, renuevo mi promesa de amarlo, honrarlo y obedecerlo, y lo agarro del cuello para besar suavemente sus exquisitos labios al terminar.
He puesto el piloto automático y me dedico a hacer lo que se me pide, no porque no sepa qué