Capítulo 485

Un fuerte pitido me saca de golpe de mi feliz sueño ligero y levanto la cabeza esperanzada, pero sus ojos siguen cerrados y sus manos están en el mismo sitio que antes: una en la mía y la otra apoyada e inerte al otro lado de su cuerpo. Estoy desorientada y hago una mueca ante el estruendoso sonido.

Entonces veo que es el gotero, que indica que se ha agotado el fluido. Me levanto y estiro el brazo para avisar a la enfermera, pero doy un brinco al oír un gruñido apagado. No sé por qué he saltado, era un sonido grave y suave, nada agudo ni estridente, aunque el corazón se me ha acelerado de todos modos. Observo su cara atentamente, pensando que tal vez lo haya imaginado.

Pero entonces sus ojos se mueven por debajo de los párpados y mi corazón se acelera todavía más. Quiero pellizcarme para comprobar que no estoy dormida, y creo que llego a hacerlo porque siento un repentino pinchazo a través del entumecimiento provocado por la aflicción.

—¿Nick? —susurro. Le suelto la mano y lo agarro d
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