Me lo imagino, y no es necesario que siga explicándose, pero guardo silencio y dejo que siga narrándome sus años de tormento.
—Nuestros padres se reunieron con urgencia y su padre exigió que me casara con ella antes de que se corriera la voz y se manchara el buen nombre de nuestras familias. Hacía poco que había muerto Jake, y accedí a hacerlo con la esperanza de acercarme a mis padres.
Cierro los ojos con fuerza y me aferro a él un poco más, recordando nuestra visita a casa de mis padres y su reacción cuando mi madre insinuó que se había casado conmigo porque me había dejado embarazada.
—¿Fue un matrimonio concertado? —pregunto.
—Sí, pero nuestras familias hicieron un gran trabajo convenciendo a la comunidad de que estábamos perdidamente enamorados.
—Ella lo estaba —susurro, sabiendo hacia adónde se dirige esta historia.
—Pero yo no —confirma—. Al cabo de un mes estaba casado y me mudé a la hacienda de sus padres. Todo el mundo estaba contento, menos yo. —Juguetea ociosamente con mi