—Addison, va a hacer que lo necesites, y después te abandonará. Aléjate de él ahora que aún puedes —dice, y cuelga.
Me quedo ahí plantada con el teléfono de Nick todavía suspendido junto a mi oreja, mirando hacia todas partes totalmente saturada de nuevo. No puedo alejarme. Ni ahora ni nunca. Además, él no me lo permitiría. Y no quiero hacerlo. Intento convencer a mi cerebro de que sólo está celosa, de que todas esas mujeres se sienten despechadas porque Nick las rechazó a todas, las utilizaba y las dejaba cuando se aburría o se cansaba de ellas. Ésa es la razón más lógica. Sé cómo me sentí los días que estuve sin él, y si es así como se sienten todas esas mujeres, lo entiendo perfectamente. Y me sabe mal por ellas, pero yo no tengo la culpa de que no puedan asumir el hecho de que haya cambiado su manera de ser por mí; no por ninguna de ellas..., sino por mí. Ha dejado de beber por mí. Ha dejado sus correrías sexuales por mí. Todo eso forma parte de su pa