Me pongo una camiseta y corro escaleras abajo. Abro la puerta justo cuando Lucas sale del ascensor. Me alegro mucho de verlo, pero no entiendo por qué Nick piensa que necesito una niñera. Corro hacia mi hermano y lo abrazo con desesperación.
—¡Vaya! ¿Alguien se alegra de verme? —Me devuelve el efusivo abrazo y hundo la cara entre sus pecho. No me había dado cuenta de lo mucho que necesitaba verlo—. ¿Vas a invitarme a entrar en el torreón o nos quedamos aquí plantados?
Lo suelto.
—Perdona. —Me aparto el pelo de la cara—. Estoy fatal, Lucas. Y tú has vuelto a dejar que Nick rebusque entre mis cosas —añado con mala cara.
—Addison, apareció a las seis de la mañana y estuvo llamando a la puerta hasta que le abrí. Le he dejado hacer porque no había forma de impedírselo. Ese hombre es un rinoceronte.
—Es aún peor.
Me mira con cara de pena, me da la mano y me lleva al ático.
—No puedo creerme que viva aquí —masculla mirando hacia la cocina—. Siéntate. —Señala un taburete.
Tom