Pensé que llegar a la vida de Viktor Snak sería más difícil. Pensé que me costaría noches enteras de planeación, no una herida en la pierna y una sorpresa para él cuando llamé a su puerta una noche.
—Dios mío —dijo cuando me vio—. ¿Avery?
—Por favor, ayúdame —supliqué lloriqueando—. Él me quiera matar. Darak quiere acabar conmigo.
Pude ver la confusión en sus ojos. Pude ver el miedo y la ironía. Lo poco que averigüé de él era un hombre de palabra, y eso me llevó con él. Supuse que su odio hacia Darak lo uniría a mí.
—Pero tu… se supone que estás muerta.
—Eso quiere él —dije cojeando y lanzándome sobre su pecho, como si fuese un error, como si estuviera muy lastimada—. Por favor, tienes que ayudarme. Darak nos matará a todos.
Y pude ver en sus ojos como temía que Darak si lo matara. Sabía que tenía un dilema interno si me dejaba entrar. Se ganaría un pase directo a un sótano de Darak o al crematorio. Era un peligro para él, pero aun me dejó pasar, me curó las heridas que yo misma me hi