Después de un rato de caminar, estaban todas agotadas. Buscar un lugar en donde comer era todo un fiasco, sobre todo porque Theo era celíaca y las limitaba a la hora de buscar un restaurante en el cual comer. Al final encontraron uno a media hora de la tienda. Cuando llegaron, Iris dejó la bolsa con el vestido en el maletero del auto de Lila.
—Finalmente, tengo tanta hambre —dijo Lila sentándose.
—Vamos, no es como que estuviéramos esperando por diez horas —argumentó Theo.
—Dile eso a mí estómago, está rugiendo —contesto Lila acercándole su barriga para que escuchara.
Iris se rio de sus amigas. Llamando la atención de estas dos. Quienes intercambiaron miradas, y luego se centraron por completo en ella. Iris sabía que estaba acabada.
—De acuerdo, pregunten. Soy toda oídos —respondió Iris.
Theo la miró fijamente mientras pasaba una mano por su mandíbula, como si estuviera buscando la pregunta perfecta para atacar.
—¿Quién es? ¿Y por qué no nos habías dicho nada de él? —preguntó finalmen