Capítulo 73

Un dolor punzante en el pecho lo sacudió de golpe, sacándolo de su recuerdo; el aire se le atascó en la garganta, como si dentro del auto ya no quedara oxígeno. Se dobló sobre sí mismo, llevándose una mano al esternón, intentando sofocar la presión que lo asfixiaba.

—¿Alec? —llamó Leo, sobresaltado.

Lia lo miró por el retrovisor, pasando los ojos de forma nerviosa entre el frente y el espejo.

—¿Qué le sucede?

—No lo sé, parece que no puede respirar —Leo intentó ayudarlo a incorporarse, pero lo soltó cuando Alec emitió un grito ahogado de dolor.

—Detén… ¡detén el auto! —gritó Alec, dejando caer la cabeza contra el asiento de Leo, jadeante. El aire parecía escapársele a cada segundo, mientras algo instintivo lo impulsara a salir del auto.

Lia frenó en seco y el auto se sacudió, deteniéndose a un lado de la carretera. Los gemelos se desabrocharon el cinturón y corrieron hacia el asiento trasero.

—Alec, no nos hagas esto, por favor.

Podía escuchar sus voces, pero sus rostros cada vez eran
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