Capítulo 46

Alec mentía. Lo sabía. Lo sentía en el aire, en la forma en que sus palabras, su tono, eran tan diferentes. Y sentía la necesidad de arreglarlo, aunque no supiera cómo. Entonces, dejándose llevar, dio un paso hacia él, con cuidado y el corazón latiéndole apresuradamente.

—No es cierto… Estás enojado… dolido, puedo olerlo.

Se hizo un silencio incómodo, y Alec bajó la mirada, como si buscara algo en suelo.

—Genial, tus súper sentidos otra vez… —murmuró, dejando escapar una risa breve, sin humor, mientras se pasaba una mano por el cabello, echándolo hacia atrás.—. ¿Alguna vez se puede tener algo de privacidad?

El comentario sonó ligero, pero la rigidez en su postura y el hecho de que evitara su mirada lo delataban: no era una broma, sino un intento de desviar la conversación antes de que preguntara algo que él no quería responder.

Pero Serethia deseaba saberlo. Tenía la necesidad de arreglarlo.

—¿Por qué estás enojado?

Él soltó una risa seca, sin rastro de humor.

—¿De verdad quieres sabe
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