Capítulo 47

Ante ese pensamiento, sonrió, casi imperceptiblemente, pero Alec no lo notó. Después, la mirada de él finalmente volvió a ella, esta vez más suave.

—¿Estás bien? —preguntó y, al notar su desconcierto, añadió, algo incómodo—. Has… estado cojeando al caminar.

Serethia no respondió. Pero su rostro se tiñó de rojo, y apartó la mirada, moviéndose en el sitio con incomodidad.

Él frunció el ceño, como si de repente comprendiera la razón de su reacción, y su expresión se suavizó con un deje de culpa.

—¿Puedo… revisarte? —inquirió y su voz fue más baja que antes. Al notar la duda reflejada en sus facciones, aclaró con suavidad—: Como médico, por supuesto.

—No… no es necesario —dijo, titubeante, y se aclaró la garganta, antes de continuar—. Sanará por sí solo dentro de algunas horas… ya no duele como anoche.

—Pero sigue habiendo dolor.

Sacó una caja del bolsillo de su pantalón y se la tendió.

—Son analgésicos fuertes. No suelen ayudarme los de venta libre. Tal vez no te quiten el dolor, pero pu
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