Capitulo 26

La mansión estaba en silencio. Un silencio pesado, espeso, como si los muros mismos supieran que algo invisible se había roto, o estaba por romperse.

Alan no había dormido. Sus ojos estaban fijos en el ventanal, donde los primeros rastros del amanecer comenzaban a colorear el cielo con pinceladas tenues de rosa y oro. El celular reposaba sobre la mesa, iluminado con una conversación a medias. Un mensaje que escribió y no envió. Uno de tantos.

El sonido de la puerta principal lo sacó de sus pensamientos. Luego, pasos. Risas apagadas, entrecortadas. Y un murmullo de voces femeninas que se acercaban.

La reconoció enseguida.

—Cuidado… —dijo Nelly, jadeante—. ¡Lucía, ayúdame a sostenerla! Dios, Maritza…

—Estoy bieeennn… —arrastró la voz Maritza, tropezando con el marco de una puerta, riendo entre lágrimas que ya no sabía si eran de tristeza o alcohol.

Alan escuchó su nombre, o al menos creyó oírlo enredado en ese murmullo embriagado que subía por la escalera.

Se acercó lentamente con su si
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP