Sofía Vargas hizo una apuesta con su madre: si Daniel Mendoza se enamoraba de ella, su madre aceptaría su relación. Al descubrir que Daniel prefería a las chicas dóciles y sencillas, se hizo pasar por estudiante universitaria pobre para acercarse a él. Sin embargo, todo cambió cuando Daniel apareció abrazando a su amor platónico, burlándose cruelmente: "Una pobretona ambiciosa como tú jamás podría compararse con Laurita." Tras esta humillante derrota, Sofía tuvo que regresar a casa para asumir su rol como heredera de una fortuna multimillonaria. Tiempo después, cuando reapareció luciendo exclusivos diseños de alta costura del brazo del poderoso y enigmático Alejandro Ruiz, conocido por su inmensa influencia y actitud reservada, se encontró nuevamente con Daniel, quien finalmente se dio cuenta de su error. En un intento desesperado, Daniel le declaró públicamente su amor en Twitter: "Siempre creí que amaba a una chica fuerte y única, pero contigo, Sofi, entendí que el amor verdadero rompe cualquier molde." Esa misma noche, el heredero de la familia Ruiz, quien rara vez aparecía en público, sorprendió a todos revelando una fotografía que había guardado durante años. En ella se veía a una joven Sofía, radiante y llena de vida. Tomando con firmeza la mano de Sofía, Alejandro anunció ante todos: "Señora Ruiz, no hay excepciones ni casualidades. Has sido mi sueño constante y también mi plan perfectamente ejecutado."
Leer más—Está bien, ya sé.Sofía asintió, dando a entender que había comprendido la situación.Su actitud displicente dejó a Alejandro con tristeza. Se sentía herido, pero no podía desquitarse con ella, así que se limitó a murmurar un seco "Entendido" y se retiró a su habitación.Sofía dejó de secarse el cabello y, de pronto, toda la energía la abandonó, como si se hubiera desinflado. Aunque momentos antes se había mostrado imponente, en realidad solo estaba fingiendo una fortaleza que no sentía.La desazón también invadió a Alejandro una vez que estuvo en su habitación. Había pasado tanto tiempo, y ninguno de sus intentos por hacer las paces había funcionado. Arrojó el celular sobre la cama y se pellizcó el puente de la nariz, sintiéndose mentalmente agotado.«¿En serio vamos a dejar que Jimena arruine lo nuestro después de todo este tiempo?»La idea le pareció un desperdicio.Sin embargo, al día siguiente, cuando quiso buscar a Sofía para arreglar las cosas, descubrió que no estaba en la hab
Alejandro apretó los labios y añadió:—Si no fuera por su hermano, yo ni siquiera la conocería.Y era la verdad.Cuando eran niños, Javier era el único hijo varón de su familia, así que cuando por fin tuvieron una niña, todos la adoraban. Básicamente, la consintieron en todo.Claro que eso explicaba por qué Jimena tenía una personalidad tan caprichosa.Muchas veces, si quería algo, tenía que conseguirlo, de lo contrario, era seguro que armaría un berrinche.Después de lo ocurrido, Alejandro supo que tenía que marcar su distancia con ella para evitar más malentendidos.En ese momento, lo que más le preocupaba era el estado de ánimo de Sofía.Más allá de todo, con tantos pleitos, ¿cuándo podría tener la vida tranquila y hogareña que tanto deseaba?Sofía dejó de forcejear poco a poco mientras analizaba si lo que él decía era verdad o no.—¿Me estás diciendo la verdad?Por primera vez ese día, lo miró a los ojos, dándole una respuesta clara.Alejandro asintió con seriedad.—Claro que sí. N
Alejandro, lejos de soltarla, la sujetó con más firmeza y fue al grano.—Has estado enojada conmigo todo este tiempo por lo de Jimena, ¿no?Al escucharlo, Sofía sintió una mezcla de ira y sarcasmo que casi la hizo reír. Decidió dejar de reprimir lo que sentía.—Así que tú también lo sabías, ¿no?Sus hermosos ojos se clavaron en los de él, fijos e inexpresivos. No sabía cómo enfrentarlo. Desde el principio, su relación había sido una apuesta arriesgada, y ella nunca se había hecho ilusiones sobre el resultado. Pero desde que supo de la existencia de esa mujer especial en su pasado, a Sofía le resultaba imposible tratarlo con indiferencia. El amor que había mantenido oculto en el fondo de su corazón comenzaba a agitarse de nuevo.Al encontrarse con la mirada de Sofía y comprender lo que había en ella, la primera reacción de Alejandro fue de asombro, seguido de una inmensa alegría que lo inundó por completo.«¿Su Sofi está celosa?», pensó. «¿Eso significa que ella también siente algo por
—Eso es asunto suyo, no te permito que hables así de ella —dijo Alejandro con un tono que no admitía respuesta.Apenas probó un par de bocados de su plato.—Termina de comer y recoge todo.Tras decir eso, se dio la vuelta y se fue directo a su habitación.Jimena se quedó mirando su espalda, con la boca entreabierta por la sorpresa. Molesta, empezó a picotear la comida con el tenedor como si se estuviera desquitando con el plato.No podía creerlo. ¿No podía decir ni una sola cosa mala sobre Sofía? ¡Se conocían desde niños, eso era un hecho!Cuando Alejandro llegó a la oficina, se dio cuenta de que no era buena idea que Jimena se pasara todo el día en casa. Después de todo, era la casa que compartía con Sofía, y la presencia de una tercera persona no era lo ideal, sobre todo para unos recién casados.Mientras más lo pensaba, más sentía que algo no cuadraba.Le marcó a Javier, pero la línea siempre estaba ocupada. Lo intentó varias veces con el mismo resultado, así que, sin más opción, de
Sus sentimientos por él no habían cambiado en absoluto.Al pensar en eso, la expresión de Sofía se entristeció. Con razón había aceptado que Jimena se quedara en la casa. Resulta que todo había sido planeado. Al darse cuenta, Sofía sintió que había sido una completa ingenua.Entre un hombre y una mujer, no podía existir una amistad pura y desinteresada.Y eso, ella lo sabía por experiencia propia.Alejandro cerró la puerta. Al ver que el cabello de Sofía todavía goteaba, tomó una toalla.—Acuéstate. Deja que te seque el pelo.—No es necesario.La respuesta de la mujer fue cortante. Ni siquiera lo miró, tratándolo como si fuera un completo desconocido.Ante esa reacción, Alejandro se dio cuenta de que algo andaba mal con Sofía. Desde que había salido del baño, la notó molesta, pero ahora su actitud hacia él era evidente.Alejandro sabía cuál era el motivo y quiso explicarse.—Sofía, ella y yo... entre nosotros no...—Basta.Lo interrumpió.—No necesito saber, y para serte honesta, no me
La caída de Jimena fue tan aparatosa que Alejandro tuvo que usar ambas manos para ayudarla a levantarse. Ella aprovechó el momento para recargarse por completo en su pecho. Como era verano y ambos llevaban pijamas ligeras, la escena resultaba sumamente comprometedora.Cuando Sofía salió de la habitación, los vio. Sintió que se le detenía el corazón.—¿Qué están haciendo?No supo cuánto tiempo se quedó ahí, mirándolos, antes de poder recuperar la voz para hacer esa pregunta.Él se apresuró a explicar.—Se cayó, solo la estaba ayudando a levantarse.—Sí, así es. Mira mi cara, hasta me lastimé. ¿Se ve serio?La mirada de Sofía se desvió hacia la cara de Jimena, deteniéndose en una pequeña marca roja. Ciertamente, había una marca de la caída.Pero…—Qué casualidad que te caíste justo enfrente de nuestra puerta, ¿no?La situación le pareció ridícula. Era demasiada coincidencia, y justo cuando ella terminaba de ducharse. Tenía que admitir que la otra era muy calculadora. Sintió ganas de darl
Último capítulo