Negocios
Isa Belmonte
Las luces brillantes atrapan mi atención durante todo el trayecto del hangar hacía el hotel en donde nos quedaremos durante estos días, intento bajar el vidrio del auto y mi esposo no me lo permite.
Es raro decirle así, hace menos de tres meses ni siquiera sabía de su existencia, ahora estamos casados, de luna de miel en japón y realmente enamorados, es increíble como da vueltas la vida.
–Cuando lleguemos al hotel nos registraremos, subiremos a la habitación y te quedarás ahí hasta que regrese, ¿entendido? – giro mi rostro inmediatamente a él que no deja de ver su tableta.
–¿A dónde irás? – pregunto entre curiosa y angustiada, no quiero quedarme sola en un país que no conozco y cuyo idioma no domino.
–Tengo asuntos que atender y tu presencia no es necesaria en el lugar que debo visitar.
–Supongo que se trata de algo sobre los negocios de los que no me quieres hablar – tanteo terreno, el auto se detiene.
–Así es, y aunque acepté que te involucres, será de a poco – dice bajando del auto, lo rodea y me abre la puerta para ayudarme a bajar, un hombre se encarga de las maletas y el valet toma las llaves del auto para llevarlo al garaje.
–Todo lo quieres hacer despacio y con calma, excepto cuando se trata de poner un bebé en mi vientre – reclamo.
–Eso es imprescindible – dice tomándome de la cintura para llevarme dentro del lujoso hotel, cuya azotea no logro ver desde mi puesto, el edificio es enorme.
Nos adentramos al lugar y mis ojos no saben a donde ver, todo es tan llamativo, moderno, delicado, elegante… es un lugar hermoso.
–Esto es impresionante – suelto mirando al techo de cristal.
–Espera llegar a la habitación – dice soltándome para sacar su identificación y tarjeta, nos entregan la llave de la habitación y vamos al ascensor seguidos del hombre que carga nuestras maletas.
Al llegar todo es aún más lujoso ya que nos dieron una suit presidencial, la habitación está decorada con elementos de cerámica y madera dándole un aire hogareño al lugar, el techo es blanco con pequeñas luces incrustadas en él, hay un hall recibidor con pequeños muebles y una mesita central, un minibar y luego están los pasillos que supongo llevan a los demás espacios de la habitación.
–No salgas ni recibas a nadie aquí, espera a que yo regrese – prácticamente me ordena mi esposo antes de revisar su reloj de mano.
–¿Puedo ver televisión al menos? – pregunto con ironía.
–Mientras no salgas de la habitación, has lo que quieras – responde, me da una sonrisa, besa mi frente y sale por donde entramos, me quedo sola y decido explorar el lugar y deshacer las maletas en lo que Mario vuelve.
Mario Colombo
Salgo del edificio con premura, el auto ya me espera fuera y lo abordo inmediatamente, el chofer ya tiene las indicaciones por lo que avanza sin decir absolutamente nada.
–Acelera, no quiero llegar tarde – indico antes de volver a ver la Tablet, tengo una reunión importante con Haruko Tanaka, el líder de la Yakuza, requiero que sus hombres entrenen a los míos en artes marciales mixtas y pelea cuerpo a cuerpo con armas cortopunzantes. Mis hombres ya son buenos, pero pueden ser mejores.
En menos de veinte minutos llego a mi destino, bajo del auto y me escoltan al edificio en donde Haruko ya me espera, algo que me gusta de este país es que los mafiosos no tienen tantas trabas como en otros lugares del mundo, aquí operan con libertad y hasta tienen tarjetas de visita y oficinas registradas.
–Mario Colombo, hace mucho que no te veía muchacho – dice el hombre mayor que me recibe, los años ya se le empiezan a notar.
–Haruko, también me da gusto verte – sonrío y correspondo al abrazo que me da, luego de unos segundos me siento frente al imponente escritorio de su oficina, él hace lo mismo en su sitio.
–Has crecido, la última vez que te vi apenas eras un muchacho que buscaba el amor de su padre.
–La última vez que ti no tenías canas – respondo sonriente.
–Eran otros tiempos – dice encendiendo el puro – moví un par de reuniones cuando supe que querías verme, así que dime, ¿en qué puedo ayudarte?
–Es un asunto un tanto delicado, recurrí a ti porque eres de confianza y en nuestro mundo es algo difícil de hallar.
–Estoy de acuerdo en ello, esta semana tuve que eliminar siete ratas que decidieron ambicionar más de lo que debían y pasaron información que no debía saberse.
–Extraño hacer esas cosas, no he matado a nadie en más de un mes – admito con tristeza.
–¿Tan bien los tienes entrenados? – pregunto con obvia sorpresa en el rostro.
–No es solo eso, mi esposa no es feliz cuando me ve cubierto de sangre – respondo.
–¿Esposa? Te casaste y no me invitaste, eso no es muy amable – reprocha dejando el puro a un lado.
–Use mi perfil bueno para el evento, no podía invitarte a un lugar en donde estarías con los más altos mandos del ejército que están poniendo precio a tu cabeza, en Italia no eres muy apreciado – informo.
–Cierto, en tu país solo eres un empresario más.
–Exacto, no me quejo, me permite enriquecerme por partida doble – río y Haruko lo hace conmigo – vine porque ya no soy ese niño que buscaba el amor de papá, ahora quiero el poder absoluto – empiezo.
–Te escucho.
–Quiero eliminar a mi hermano y su madre – suelto de una sola, Haruko sonríe.
–Suena fácil.
–Pero no lo es, para empezar nadie puede sospechar de mí, además debe ser lento, quiero que sufran y supliquen como lo hice yo algún día, mi padre los ama obviamente se va a poner en riesgo para protegerlos si los ve en riesgo.
–Entonces ¿cómo pretendes que suceda?
–Primero necesito que algunos de tus hombres vayan conmigo a Italia y entrenen a los míos, son buenos pero necesito que sean excelentes, porque en cuanto empiece a tener más poder intentarán atacarme y no solo me refiero a Ximena, sino a los otros clanes, para todos solo soy el hijo bastardo de Carlos Colombo, cuando noten que mi nombre resuena en el mundo querrán mi cabeza.
–No solo la tuya, ahora que estás casado, ella también corre peligro – dice como si no lo hubiera sopesado.
–Lo sé, por ello necesito mayor seguridad, quiero que ella esté bien, que nadie pueda hacerle daño.
–Quien lo diría, creí que jamás llegaría el día en que Mario Colombo se enamorara – dice con un tono que rosa a la burla.
–Ella es especial – es todo lo que digo.
Termino de explicar la primera fase de mi plan, Haruko me da ideas sobre cómo proceder y empieza a hacer una lista de los hombres que viajaran conmigo a Italia para empezar, a cambio, le suministrare un cargamento de la mejor cocaína del mundo a un precio casi de regalo.
Terminada la reunión entrego los datos del vuelo que los 20 hombres abordarán y regreso al hotel, tengo que ir por Isa y llevarla a la clínica, ese fue otro motivo para traerla a Tokio, aquí están los mejores médicos en cuidados prenatales del mundo y yo necesito que mis hijos estén perfectamente cuidados todo el tiempo.
Cuando regreso encuentro a Isa tendida en la cama de una forma extraña, suele dormir así por lo que sonrío y me acuesto a su lado para besarla, el corazón se me detiene cuando ella no responde, la muevo y no reacciona, está pálida y su pulso es débil.
–Isa… - mi voz es un susurro y entonces todo se vuelve oscuro y veo rojo.