Capítulo 33.
POV – MILA.
Nicolás apareció esa tarde en la puerta de mi santuario. Camil y yo trabajábamos frente a las pantallas, rodeadas de archivos y fotografías que aún me quemaban en la mente. Él no se molestó en saludar; su mirada fue directa, firme, como si hubiera tomado una decisión irrevocable.
—Mila —dijo con voz grave—. Hoy te voy a llevar a cenar. Quiero que dejes de trabajar.
Lo miré sorprendida, con el ceño fruncido.
—¿Ahora?
—Ahora —repitió sin dudar—. Tú puedes encargarte, Camil.
Camil soltó una risita maliciosa, levantando la ceja.
—Es toda tuya, llévatela.
Nicolás me devolvió una mirada fulminante, pero yo ya me levantaba de la silla con el corazón latiéndome demasiado fuerte. Hacía mucho que nadie me pedía que dejara todo de lado solo para estar con él. Y Nicolás… nunca hacía ese tipo de cosas.
Subí a mi habitación y abrí el armario con manos temblorosas. No sabía qué esperaba de mí esa noche, pero algo en su mirada me había dicho que sería especial. Escogí un vestido champán,