CAPITULO 36

Ya me encontraba bañada, pero no veía ropa por ningún lado. Lo mejor será ponerme la misma ropa.

La puerta se abre y me asusto al ver a una chica joven con ropa en sus manos.

—El señor Novikov le envía esto. Si tiene algún inconveniente, puede llamar por el teléfono y yo subiré.

—Gracias. ¿Cuál es tu nombre?

—Viviana.—Lindo nombre.

—Un placer, Viviana. Soy...

—Valeria.

—¿Cómo lo sabes?

—El señor ya nos comentó que es su novia.—¿¡Su qué!? ¿Cómo se atrevió a decir eso?

—Nos dio la orden de tratarla muy bien, y cualquier cosa que necesite, no dude en decirnos.

—Gracias, Viviana —Lo mataré...

Me cambio rápidamente. Afortunadamente dio con las tallas, pero estoy enojada. Salgo de la habitación bajo la atenta mirada de todos los empleados y, sin importar las sugerencias de que no entre a la otra habitación, lo hago, dándome cuenta de que estaban padre e hijo.

—¡Eres un cabrón! —La sonrisa de Mario se hace presente—. ¿¡Cómo pudiste decirle a todos que yo soy tu novia!? ¡Estás loco!

—Eres mi
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