Él se vuelve y la toma de los hombros y ella se queda mirándolo sin parpadear, mientras él inclina su cabeza y la mira a los ojos.
—Me estás pidiendo ver a tu exnovio, a tu ex amante. — susurra con la mandíbula apretada.
—Yo no… Maldita sea, Rocco. Solo quiero ver si Matteo puede ayudarme a encontrar a mi padre. No voy a hacer nada con él, no podría hacerlo. ¡No puedo creer que no confíes en mí!
—Confío en ti, pero no lo confío en él. — Rocco recuerda la forma en la que Matteo se expresaba cuando hablaba de Caterina, su mirada, su anhelo, y la ira y los celos aumentan —Él te desea y todavía te considera suya y, por lo que más quiero, juro que nunca volverá a acercarse a ti y mucho menos a tocarte. —Hablar de Matteo lo hace perder el control y no solo por Caterina, sino por todo lo que implica la presencia de ese hombre en su vida.
Rocco, lleno de furia, pega el cuerpo de Caterina contra el suyo, cierra sus manos en su espalda y se apodera de sus labios con violencia, sin importarle que