El viento soplaba con fuerza, y el cielo nocturno estaba cubierto por nubes oscuras que amenazaban con desatar una tormenta. El campamento estaba más silencioso de lo habitual, como si todo estuviera esperando algo. Algo grande, algo que cambiaría las reglas del juego.
Me encontraba en el centro de todo, en una encrucijada. La manada, que había comenzado a ser mi nueva familia, estaba a punto de enfrentar una amenaza. Una amenaza que no solo ponía en peligro a todos, sino que también me ponía a mí en una posición muy incómoda. Kael lo sabía, y, de alguna manera, su mirada me decía que no podría escapar de esto. No sin pagar un precio.
Él había sido claro: mi lealtad era la única forma en que podría ganarme un lugar dentro de este mundo, dentro de su mundo. Pero no sabía si estaba lista para pagar lo que eso implicaba.
La conversación con Kael había sido breve, pero directa. Estábamos de pie, mirando la oscuridad del bosque que rodeaba el campamento. En su rostro había algo que no pude