Eira es una joven Omega que carga con una maldición desde niña. Solo podrá romperla si un Alfa la elige como su pareja destinada. Pero… ¿Quién estaría dispuesto a sacrificar su renombre y condenarse a una vida de desgracias por ella? Lo sabía bien: nadie. Sin embargo, tenía otra manera de deshacerse de su destino: encontrar lo que las hadas habían perdido, un artefacto mágico capaz de conceder un único deseo. Minhos también es una figura envuelta en una leyenda. Un Alfa poco común, con características vampíricas que lo convirtieron en un General cruel y despiadado. Su destino se cruza con el de Eira, y lo que comienza como una simple obsesión por “el sabor” de la joven pronto se convierte en una cacería en la que él no permitirá que ella escape fácilmente.
Ler maisCapitulo 49Camino a un nuevo reinoEira conocía perfectamente ese bosque, cada atajo, cada rincón oculto entre los árboles, ahora, gracias al amuleto que Luna le había entregado días atrás, podía moverse por ahí sin sentir ese miedo constante a que Logan la rastreara.Ese pequeño fragmento de magia la protegía, al menos por ahora.Minhos tomó su forma de lobo sin decir una palabra, su pelaje negro con ciertos toques grises casi invisibles, lo hacía ver aún más imponente.Luna, a su vez, se transformó en una especie de gato gigante, su cuerpo ágil y elegante, con el pelaje brillante aún bajo la luz del sol.—Vamos, sube —le dijo la felina.Eira asintió y, con algo de dificultad, subió a su espalda, sujetándose del largo pelaje en su cuello.—Eira, te veo algo asustada —dijo Luna mientras avanzaban entre la espesura del bosque.—Es que… no sabía que Minhos fuese tan intuitivo… o fuiste tú quien… —Eira no terminó la oración, pero Luna entendió de inmediato a qué se refería.—Entiendo, E
Capítulo 48Un viaje inesperadoEira lo entendió en ese instante, no hizo falta que él lo dijera con palabras, Minhos iba a usar su debilidad en su contra.—Entonces… por eso querías saberlo. Para utilizarlo —le reclamó, con la voz quebrada pero firme.Minhos no se inmutó.—Con o sin conocimiento de eso, necesito toda la verdad —respondió con esa calma que más que calmar, irritaba.No hubo rastro de culpa, titubeos ni dudas en su voz, Eira bajó la mirada un instante, pero no porque se sintiera culpable. Sino porque no quería que él viera la furia que comenzaba a acumularse detrás de sus pupilas a punto de desbordarse en lágrimas.—Entonces no soy más que eso para ti… ¿verdad? —murmuró—. Una pieza. Algo útil mientras sirva para lo que estás buscando.—No romantices esto, omega. Tú me necesitas, y yo te necesito —dijo Minhos, con ese tono seco que no daba lugar a interpretaciones equivocadas.Pero Eira no conocía ese tipo de “necesidad”.No de esa forma.Que alguien la necesitara… que a
Capítulo 47No te creoEira tomó otras hierbas con rapidez. Las enjuagó a toda prisa en el balde de agua que usaba para el jardín. No había tiempo para hacer las cosas como se debía. Pero algo en su interior le decía que no necesitaba hechizos, ni palabras mágicas, ni rituales antiguos. Nunca los había necesitado.Desde que tenía memoria, lo supo: todo estaba en sus manos.Cuando deseaba sanar de verdad… simplemente sucedía.La cercanía de sus manos, esta vez, no traía consigo la sombra de la mala suerte, solo la presión de sanarlo.Se arrodilló frente a él y limpió la herida con cuidado. El corte era profundo. Mucho más de lo que parecía.—¡Te cortaste demasiado profundo! —exclamó, al borde del enojo.—Me excedí, lo admito —respondió Minhos con calma admitiendo que exageró con lo que hizo, sin embargo; en su interior no podía evitar observar, casi fascinado, cómo el dolor comenzaba a disminuir, como si algo cálido se infiltrara debajo de su piel.Eira parpadeó con pesadez. Sus manos
Capítulo 46Muéstrame lo que sabes hacer.—¿Cómo te diste cuenta? —preguntó Eira mientras se secaba las lágrimas con el dorso de la mano herida, aún con la respiración entrecortada.—Me gusta encontrar respuestas después de observar y analizar —respondió Minhos con calma, sin desviar la mirada.Eira se mantuvo de pie, en silencio por unos segundos. Luego asintió con lentitud.—Está bien… te contaré. Incluso si tengo que hablar de mi infancia.Minhos no dijo nada. Solo se cruzó de brazos, permitiéndole ese espacio que hasta ahora no había concedido.—Tengo esta maldición desde que tengo memoria —empezó ella, con voz baja, sin adornos—. Nunca conocí a mis padres. Desde que tengo uso de razón, me cuidaban en la mansión algunas amas de llaves o cocineras. Nadie me tocaba… nadie se atrevía.Sus ojos se nublaron con los recuerdos.—No me pasa nada si manipulo objetos, si cocino, si limpio… pero si alguien me toca… si su piel roza la mía… el hechizo se activa. Las personas empezaron a inventa
Capítulo 45Lealtad Al día siguiente, cuando los primeros rayos del sol asomaron por la ventana, Eira abrió los ojos lentamente. Había dormido más de lo que esperaba, el cansancio y el baño de la noche anterior le habían permitido descansar… aunque no del todo.Se levantó, se vistió con ropa cómoda y bajó con la intención de preparar el desayuno. Aún sentía el estómago revuelto, pero sabía que debía comer algo. Tal vez cocinar le ayudará a despejar la mente.Al llegar a la cocina, se llevó una pequeña sorpresa.Minhos ya estaba allí.Estaba de pie, junto a la mesada, sirviéndose una taza de café con total calma. Vestía ropa informal, pero como siempre, su postura era impecable. No parecía cansado. Ni incómodo.—Buenos días —dijo Eira, con voz baja, sin mirarlo directamente.—Buenos días —respondió él, sin expresión alguna en el rostro.la golpearon de inmediato.—Voy a preparar la mesa —dijo ella, intentando sonar natural.Minhos negó con la cabeza suavemente.—No es necesario. Gabri
Cap{itulo 44 Sobrepensar. Eira tenía ese algo que Minhos no podía ignorar. No sabía nombrarlo con exactitud, pero lo sentía cada vez que ella se le acercaba con esa mezcla de inocencia y determinación, había algo en su aroma, en su voz, en su forma de mirarlo sin miedo… que lo hacían bajar la guardia. Y eso lo enfureció cuando ella se acercó demasiado con esas claras intenciones de besarlo, no la dejó hacerlo, él pagaba para recibir placer, a las mujeres mas hermosas de todo Du Sang, porque es un Alfa, un General. Un hijo de sangre real, aunque muchos lo negaran o no lo aceptaran. En Du Sang, su presencia imponía respeto, pero también distancia. Las mujeres de su reino no lo buscaban, no por desinterés, sino por lo que representaba: poder, peligro… y algo que no comprenden al igual que él, sus rasgos vampíricos, por más que fuera el heredero, todos sabían que algo en él no era igual al resto. Había nacido con esa parte que lo hacía diferente, y aunque jamás lo había dicho en voz al
Capítulo 43Un jugueteEira había regresado a su habitación poco después de la cena. No dijo mucho, solo murmuró buenas noches y subió las escaleras.Necesitaba respirar y pensar, sentía que era demasiado pronto como para preguntar si la dejarían libre.Durante la ducha, el vapor empañó el espejo… pero no lo suficiente. Al pasar la toalla, su reflejo se mostró con crudeza.Su espalda seguía marcada.Las cicatrices estaban ahí, profundas, ni siquiera sus habilidades curativas habían logrado borrarlas.“Ni siquiera la magia puede borrar el dolor cuando se hace con crueldad.” Pensó en Logan. En su voz. En la noche que creyó no sobreviviría, apretó los labios y siguió con su rutina. Se vistió, pero no pudo dormir, sus ojos quedaron abiertos.Y ahora estos alfas… ¿Qué quieren exactamente de mí? ¿Y por qué siento que Minhos… no está diciendo toda la verdad?Un sonido leve la sacó de sus pensamientos. Afuera, en el pasillo, entonces se puso de pie con cautela y abrió la puerta.Allí estaba é
Capitulo 42Una omega especial.Luna había estado con Eira durante todo el tiempo que duró la elección. No decía mucho, pero cada tanto lanzaba un pensamiento como: “Eso te queda bien.” o “Ese color hará que se le caigan los ojos a cierto Alfa.”Finalmente, Eira eligió un vestido sencillo y hermoso. El tono claro realzaba la suavidad de su piel, y el corte justo por encima de las rodillas le daba una elegancia inesperada. Era la clase de prenda que nunca había podido permitirse, ni imaginarse usandolo.Salió de la tienda con pasos inseguros, sosteniendo las bolsas con cierta torpeza. Al alzar la vista, encontró las miradas de ambos Alfas posadas sobre ella.Gabriel soltó una breve sonrisa y se adelantó enseguida.—Vamos, señorita. Yo me encargo de eso —dijo, tomando las bolsas sin darle oportunidad a protestar.—Gracias… pero no creo que esto sea simple generosidad —dijo Eira con sinceridad, observándolos a ambos.Fue entonces que Minhos se acercó unos pasos más, su mirada fija, seria,
Capitulo 41La necesito.Durante todo el trayecto de regreso a la casa en la que se estaban hospedando, Eira no pudo borrar la sonrisa de su rostro. Por primera vez en mucho tiempo, su pecho no estaba oprimido. Pensaba en lo que ahora parecía posible, en lo que había soñado tantas veces en silencio, escondida de todos.La cura para su maldición.La idea latía como un deseo sagrado en su corazón, aunque sabía que el camino sería largo. Aun así, había algo que no podía ignorar: muchas cosas a su alrededor no tenían explicación, y aunque su curiosidad crecía, prefería no hacer demasiadas preguntas… todavía.Pero había una duda que no dejaba de darle vueltas.¿Por qué un lobo Alfa como Minhos necesita sangre? ¿Vampirismo…? Eso no debería existir. Al menos no en nuestra historia. Los vampiros no existen… ¿verdad?—¿En qué piensas, Eira? —preguntó Gabriel desde el asiento del copiloto, notando su expresión abstraída.—¿Eh...? No, en nada importante —respondió rápido, sacudiendo la cabeza