Nombrando al bebé Lombardi.

El CEO Darkok solamente se apretó el tabique de la nariz escuchando a esos dos diablillos, uno era duro, tenía muy claro lo que quería y lo que tenía que hacer para conseguirlo.

El otro niño no se quería esforzar tanto, Lucano era más relajado, simpático, solía distraerse con algún juego, o con alguna niña, pero también tenía una inteligencia muy por encima de lo común, y no se esperaba menos de él viniendo de dos familias tan excepcionales. Solo era cuestión de encausarlo por un buen camino.

— No deberías amenazar a tu mejor amigo, Vladimir.

— No te estoy amenazando, te lo estoy advirtiendo, después no digas que no te lo dije cuando no te permita acercarte a mis hermanas, puede que no me caigan del todo bien, pero tampoco quiero verlas con con cualquier mequetrefe.

— ¿Escuchaste tío Dimitrir? Vladimir piensa que tal vez sea un mequetrefe cuando crezca, que poca fe me tiene, él no sabe que mamá primero me deshereda antes que no llegue a ser tan excepcional como papá. Mejor
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