Luna ha vivido toda su vida en la oscuridad sin saber que es la clave para un destino mucho mayor que ella. En una noche fatídica, su mundo es devastado cuando es secuestrada por un temido clan de vampiros y entregada como sacrificio al líder de la secta, el enigmático y temido Vladislav Vasiliev, un vampiro antiguo y poderoso. Lo que debería haber sido su fin, se convierte en el principio de una vida completamente nueva. En lugar de matarla, Vladislav decide convertirla en su reina, una unión sellada por su sangre. Luna, atrapada entre la seducción y el terror, se encuentra a la merced de un hombre que desafía todas sus expectativas, tanto en lo que respecta a su poder como a sus emociones. La relación entre ellos es todo lo que nunca imaginó: peligrosa, apasionada, y más profunda de lo que nunca podría haber creído. Pero en un mundo donde las alianzas cambian con la velocidad de la oscuridad y donde la lealtad se compra con sangre, Luna debe decidir si es capaz de dominar su destino, o si, finalmente, se convertirá en una pieza más en el ajedrez mortal de los vampiros.
Leer másLunaIntenté evitarlo.Durante días fingí no verlo cuando cruzaba por el patio de entrenamiento o cuando su presencia entraba como un rugido silente en las reuniones del consejo. Me esforcé tanto por fingir indiferencia, que terminé más agotada que después de una noche de transformación bajo la luna llena. Pero Vladislav… él no se molestó ni un poco en fingir.Hasta que hoy, la suerte, o el maldito destino, decidió ponerme justo a su lado.—Amenaza fronteriza en el sector este. Vladislav y Luna, patrullarán juntos —ordenó Nikolai, sin levantar la mirada de los informes.M
Luna¿Sabes esa sensación incómoda que se te instala en la nuca cuando todos te están mirando, pero nadie dice nada?Pues así empezó mi día.La sala del consejo estaba repleta. No solo por la cantidad de miembros reunidos —alfas, betas y unos cuantos del círculo estratégico de Vladislav— sino por la tensión que podía cortarse con una de esas dagas ceremoniales que colgaban en la pared. Había estado en reuniones tensas antes, en consejos familiares llenos de traición e hipocresía… pero esto era distinto.Aquí, yo era la intrusa.
LunaEl frío me despertó antes que el alba. No fue una brisa cualquiera, ni el murmullo del viento golpeando los ventanales. Fue ese tipo de frío que se cuela por los huesos y te arranca de una pesadilla… o te mete de lleno en otra.Estaba sudando, aunque el aire era helado. Mi respiración agitada rompía el silencio de la habitación como si hubiese estado corriendo. La imagen de sangre en mis manos todavía danzaba en mi mente, aunque sabía que era sólo un sueño. Un recuerdo teñido de fantasía. Una mezcla venenosa de pasado y miedo.Me senté en la cama, abrazando las rodillas. El castillo estaba en silencio, como un monstruo dormido. Pero había algo más... algo que se movía. No lo escuché, lo sentí. Como un latido fuera de lugar. Me puse una bata, descalza, y salí al pasillo, movida por la incomodidad de quedarme sola en medio de tanta oscuridad.Y ahí estaba él.Caminando como un fantasma entre sombras, con esa elegancia salvaje que parecía demasiado natural. Vladislav. Su silueta impo
LunaLa sensación de estar atrapada, de ser parte de un juego en el que las reglas no las dictaba yo, sino alguien más, comenzó a apoderarse de mi mente. Vladislav, con su poder silencioso, con su mirada que parecía penetrar mi alma, me estaba cambiando. No solo mi perspectiva, sino mi forma de pensar, de actuar. Cada vez que lo veía, cada vez que sus ojos se encontraban con los míos, sentía que había más en él de lo que parecía.Me levanté de la cama, observando la vista desde mi ventana. La ciudad estaba sumida en la oscuridad de la noche, pero las luces titilaban a lo lejos, como pequeños faros que me recordaban que el mundo seguía girando, ajeno a todo lo que sucedía entre nosotros. Sin embargo, no podía quitarme de la cabeza sus palabras, esas que flotaban en el aire como un eco persistente: "Recuerda que en este mundo, siempre hay algo que se paga."¿Qué estaba arriesgando realmente? Esa pregunta no dejaba de rondar mi mente, como una mosca que no podía espantar. Sabía que había
VladislavLa observé desde la distancia, como siempre lo hacía. No la miraba de manera obvia, pero mi atención estaba fija en ella, incluso cuando intentaba disimular que no me importaba. Luna, con su fortaleza inquebrantable, con su fachada de frialdad, era más compleja de lo que me permitía admitir. Y mientras más intentaba apartarla de mis pensamientos, más fuerte se volvía su presencia en mi mente.Era inevitable. Sentía su atracción, y la mía hacia ella. Un deseo que no podía controlar, que no podía entender. Ella no encajaba en mi mundo, pero parecía desbordarlo con una facilidad desconcertante. Una fuerza de voluntad que desafiaba no solo a las reglas del clan, sino a mi propio control.
LunaA veces, en medio de la oscuridad de mi nueva vida, me encontraba preguntándome cómo había llegado hasta aquí. Mi mente siempre volvía al mismo lugar: Vladislav. No importaba lo que intentara hacer para evitarlo, él estaba en cada rincón de mis pensamientos, de mis recuerdos. Como una sombra, siempre presente, siempre inalcanzable.Estaba atrapada. Y no solo en este nuevo mundo, en esta vida que me era extraña y aterradora, sino también en él. En su presencia, en su mirada, en la manera en que todo se detenía cuando estaba cerca. Mi corazón latía más rápido cuando lo veía, y aunque me decía una y otra vez que debía mantenerme alejada, algo dentro de mí me hacía desear estar má
LunaSoy Luna, y nunca había sentido un peso tan grande sobre mis hombros. El aire en la habitación está cargado, tan denso que casi no puedo respirar. La atracción entre Vladislav y yo ha llegado a un punto donde ni el aire que compartimos parece lo suficientemente denso como para separarnos. Si miro a sus ojos, veo algo que nunca pensé que encontraría: deseo. Algo oscuro, profundo, y peligroso. Algo que, aunque me atrae, también me asusta más de lo que puedo soportar.— No te acerques más. Mi voz tiembla, pero no por miedo, sino por la lucha interna que me consume.Vladislav no dice nada. Su presencia es como una sombra que se extiende sobre mí, envolviéndome. Lo odio por eso, y sin embargo
VladislavLa transformación en Luna no fue algo que pudiera haberse anticipado por completo, al menos no en la magnitud que ahora observo. Lo que comenzó como un simple acuerdo de sangre, un lazo nacido de la necesidad, ha ido cambiando, metamorfoseándose de una manera que ni yo, con todo mi control, había logrado prever.Nunca imaginé que una vampira, una criatura como ella, pudiera alterarme de esta forma. Al principio, vi en ella solo un instrumento, una herramienta que me serviría para asegurar el dominio absoluto sobre el clan. Pero ahora… ahora hay algo más.La veo caminando por los pasillos del castillo, su porte ha cambiado, su presencia se ha hecho más imponente, más intensa. Cada paso que da resuena como una promesa. No me importa lo que diga su boca, ni cómo lo intente disimular, Luna está entendiendo su nuevo poder, y eso la convierte en una amenaza, pero también en una pieza esencial para mi reinado.He pasado siglos construyendo lo que tengo. Mi clan, mi imperio, mi cont
LunaLa oscuridad que rodea mi nueva vida no es solo física, es interna. A medida que los días pasan, el peso de lo que soy se hace más pesado, más real. La transformación no solo cambió mi cuerpo, sino que también alteró algo mucho más profundo. Siento cómo mi humanidad se desvanece lentamente, como si fuera una niebla que se disuelve ante el amanecer.Desde el momento en que acepté mi destino, el vínculo con Vladislav, el jefe de los vampiros, se ha ido intensificando. A su lado, todo parece tan claro, tan palpable. Y, sin embargo, la verdad que se esconde en la profundidad de su mirada me incomoda. Él lo sabe. Sabe que este poder, esta oscuridad que compartimos, me aprisiona tanto como me atrae. Pero, ¿quién