Luna
La noche se extendía como un manto de terciopelo negro sobre el castillo. Desde mi balcón, observaba las estrellas que parecían diamantes esparcidos sobre un lienzo oscuro. El aire frío acariciaba mi piel, pero ya no me afectaba como antes. Mi nueva naturaleza vampírica me había otorgado resistencia a esas pequeñas incomodidades humanas.
Sin embargo, otras sensaciones permanecían intactas. Incluso amplificadas.
Sentí su presencia antes de escucharlo. Vladislav tenía esa capacidad de llenar cualquier espacio con su aura, incluso antes de que su cuerpo físico apareciera. No necesité girarme para saber que estaba allí, apoyado contra el marco de la puerta, observándome.
—Las estrellas parecen especialmente brillantes esta noche —comenté sin voltear.
—No tanto como tú —respondió con esa voz profunda que hacía vibrar algo dentro de mí.
Me giré lentamente. Vladislav vestía completamente de negro, como era su costumbre. Su cabello oscuro caía libremente sobre sus hombros y sus ojos, eso