¿FIRMARÁS?

-Bien Dante, creo que tendremos una conversación un poco más profunda, sabes que mi princesa es lo más hermoso que tengo en la vida, por alguna razón, ella no desea trabajar a tu lado, ella no me lo va a decir, la conozco perfectamente, pero sé tú eres un hombre integro y sé que me lo vas a decir si lo sabes, te lo digo porque mi hija nunca a pesar de que tuvo todo en la vida, se ha comportado como una niña mimada o caprichosa. Así que te escucho, dijo Dana en un tono bastante serio.

-Ay Dana, ¿de verdad está segura de que desea escuchar la razón del porqué?

-Por supuesto que sí, era nuestro deseo que trabajara a tu lado, ella se haría cargo de la empresa que teníamos y como Aarón te dijo muchas veces, quería que Zaira aprendiera a manejar la empresa como tú lo haces, ya eso no se pudo por todo lo que te he comentado, así que soy toda oídos, dijo Dana cruzando la pierna y recostándose en el sofá.

-Como tu digas, hace un tiempo, llegué a la cafetería y vi a tu hija trabajando ahí, me llamó la atención, así que le pregunté a Stella; en ese momento Zaira interrumpió, ya está bien firmaré el bendito contrato.

Zaira tomó un bolígrafo de la camisa de Dante con total confianza y firmó sin leer ninguna de las clausulas.

-Señorita, firmaste sin leer, eso no es bueno, dijo Dante bastante asombrado.

-Total, en que hubiese cambiado todo si leo o no, igual trabajaré con usted señor Fabbri, quiera o no, dijo la chica sentándose al lado de su madre.

-Bueno Dana como le decía, le pregunté a Stella la compañera de trabajo y me dijo que sí, que efectivamente era su hija, así que decidí ayudarla y por eso trabajará a mi lado y usted no se preocupé la tendré a mi lado siempre, dijo él sonriendo.

-Tú eres de verdad un ángel Dante, mi niña es buena en lo que hace créeme.

-Lo sé Dana, de lo contrario no estaría aquí rogando para que estuviera a mi lado dijo él mirándola.

La chica mordió su labio inferior para no decir lo que pensaba delante de su madre.

-Bueno, hemos firmado, así que Dana, ha sido un placer, espero que podamos volver a tomarnos un buen café, de hecho te debo una invitación, hoy invitas tú, dijo él tomando la mano de Dana y besándola.

A Zaira solamente la miró y con un seco “hasta mañana” se despidió.

-Ven acá mi amor hermosa, la niña de mamá, decía Dana a su hija, ven hablemos.

Mi amor, entiende, vamos a recuperar la empresa que nos pertenece, estuve hablando con Arnold y en su empresa es imposible que te prepares para lo que viene, mi amor, no quiero que pienses que te lo impuse, yo no estaré aquí toda la vida, me iré algún día y quiero que tu estés bien, este tiempo en el que estuve al borde de la muerte pensé en todo esto, no quisiera irme algún día y que quedes desamparada mi niña.

-Ay mami, yo por ti hago lo que sea.

Zaira se fue a dar una ducha, estuvo bajo el agua caliente más de media hora, ella no se sentía feliz por su nuevo empleo, pero no podía hacérselo saber a nadie, tocaba trabajar al lado de Dante y no había de otra.

-Te espero mañana temprano, necesitamos hablar, fue el mensaje que encontró Zaira en el móvil al salir de la ducha, Dante era bastante odioso cuando se lo proponía.

Estuvo un rato mirando las redes sociales, posteó en su cuenta una frase “el pasado nos persigue y somos sus prisioneros”.

Nadie más que ella entendía lo que quería decir, en poco tiempo algunos likes habían en la publicación, no se quedó a mirar quien había reaccionado o quien había hecho algun comentario a su frase, salió de la aplicación y llamó a la cafetería, las chicas deberían de estar cerrando en ese momento.

-Hola Rina, ¿tienen planes para esta noche, quiero invitarlas a un lugar, que les parece?

Rina de inmediato se lo comunicó a Stella quien milagrosamente esa noche no tenía ningún cliente, así que ella con esas salidas, dejaba ver a sus padres que ella trabajaba honradamente en la cafetería, los padres de Stella eran de un pueblo, eran humildes y pocas veces habían viajado hasta la ciudad en donde su hija vivía.

-Bien, entonces vengan a mi casa y aquí nos alistamos para salir.

Las chicas estaban emocionadas, llagaron en menos de treinta minutos, ya Zaira les tenía los atuendos que usarían listos, las chicas quedaron maravilladas con la mansión y con la ropa que Zaira tenía para ellas, con etiqueta y todo.

-Bueno, señoritas, espero les gusten mis regalitos, dijo Zaira sonriendo, todo era de la marca louis vuitton, Rina nunca había usado algo como aquello, Stella lo había usado porque los clientes le regalaban ciertas cosas de esa marca, les regaló maquillaje y alguna joyita, Arnold le había pagado y ella deseaba ser agradecida con quienes le habían ayudado y confiado cuando más lo necesitó.

-¿Zai, estás segura de que puedes pagar esto?

-Sí Rina, si no lo estuviera, no te lo regalaría, me ha ido bien y ustedes son mis dos únicas amigas, así que lo prometido es deuda, iremos a cenar y después a bailar, mañana trabajo a las ocho, pero no importa, hoy disfrutaremos.

-Bien si tu lo dices, decía Rina acariciándose el cuerpo sintiendo la tela del vestido que usaba.

Esto hizo que Stella y Zaira abrazaran a Rina con cariño.

Las chicas ya arregladas, salieron en el auto de Zaira, al llegar al club privado más lujoso y exclusivo de la ciudad, ambas chicas se miraron felices, Stella conocía muchos lugares, pero ese club aun no, nadie se arriesgaría a llevar a su amante a un lugar como aquel, era foco de cada uno de los canales y revistas de espectaculos.

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