El salón decorado de manera bastante elegante, Dante con aquella presencia que la hacían volar, aquellos ojos que la enamoraban cada día, sin embargo, le daba miedo admitirlo en el café, un traje entero de diseñador color azul, ella del brazo de Arnold, una hermosa mujer caminaba hacia el altar en un vestido que Dante quedó impresionado al verla caminar hacia él, no había duda alguna, Zaira era el amor de su vida, cada uno de los detalles del vestido, significaba algo que habían superado en sus vidas, todo contado en diamantes, el diseñador había hecho en el vestido la historia de ambos.
-¿Estás lista para esto mi amor?
-Sí tío, es el día más importante de mi vida, hoy Dante y yo formamos una hermosa familia, ya ves, quien diría que un día tu me llevarías del brazo al altar a encontrarme con el hombre que robó mi corazón desde el día en que lo miré por primera vez, tío, trabajando en el café, conocí a Dante Fabbri, pero él estaba lejos de mi alcance, yo una niña prácticamente y él, él el hombre de negocios que es ahora.
-Mi vida, tu encontraste un hombre que te ama como a nada en el mundo, eres afortunada y él, mi vida, éste hombre de traje entero que está con ese rosto de tonto, dijo Arnold riendo; ese hombre es el ser humano más afortunado del planeta al tenerte.
-Tío, puedo confesarte algo, dijo la chica deteniéndose a la mitad del camino entre la puerta y Dante. Tío, serás un tío abuelo, no sé como mi bebé los llamará a ti y a Berat, dijo ella causando lagrimas en los ojos de Arnold.
-Que hermosa noticia mi amor, me acabas de hacer el hombre más feliz del mundo, vamos, que ese hombre está desesperado esperando tomar tu mano, míralo, debería decirle que te arrepentiste de esto, dijo el hombre riendo.
-Vamos tío Arnold, no seas cruel, Dante es un buen hombre y te quiere mucho, aparte recuerda que será el padre de tu sobrino, no imagino la felicidad que mi padre sentiría en este momento al verme caminar al altar, dijo ella con sentimiento.
-Lo sé mi amor, pero él te está mirando y cuidando desde donde está, no sabes cuándo disfruto verlo temerme, el gran Dante Fabbri CEO de muchas empresas, me teme, no seas cruel conmigo, sabes que lo disfruto, volvió a sonreír Arnold, me ve como su suegro, así que me teme, continúo sonriendo el hombre.
Al llegar al altar, Arnold con sus ojos a punto de soltar las lágrimas, tomó la mano de su niña con amor, los sentimientos eran muchos, Zaira se casaba, seria mamá, él estaba realmente feliz.
-Dante, te entrego al amor de mi vida, mi niña hermosa, te entrego el tesoro más preciado en el mundo, tu sabes perfectamente bien de lo que te hablo, cuida a mi niña, amala, solo te pido que la hagas feliz.
-Arnold, no te preocupes, esta es la mujer de mi vida, y como tú dices el tesoro más preciado en el mundo, créeme que yo daría mi vida por ella.
Zaira miró al hombre con ojos de mujer que estaba enamorada, le dio un beso a su tío en la mejilla y continúo mirando a aquel hombre espectacular que tenía al lado.
-Te ves hermosa mi amor.
-Y tu, tu aun logras ponerme nerviosa, por favor, nunca dejes de hacerlo, dijo ella apretando su mano fuerte.
Al terminar la ceremonia religiosa, la fiesta en el salón contiguo a su nueva casa, un salón que Dante había pagado a hacer exclusivamente para su boda, las decoraciones en beige y dorado, era lo que predominaba en aquel hermoso salón engalanado especialmente para la boda más esperada del año, todos los medios del espectáculo, estaban atentos por cualquier cosa que pudiesen captar desde fuera de la propiedad; decoración, vestidos, todo era parte de la noticia, después de despedir a los invitados, entraron a la casa, saldrían de viaje hasta el siguiente día, los más cercanos a la pareja fueron los últimos en salir, dejaron a la pareja sola por fin.
Dante le quitó el vestido mientras la besaba apasionadamente, ella solo se dejaba llevar por sus besos y sus caricias, le hizo el amor como a ella le gustaba, los gemidos de placer no se hicieron esperar, mientras él besaba todo su cuerpo, ella que tanto había deseado ese momento se dejaba llevar, hicieron el amor toda la noche, Zaira ahora era completamente feliz.
-Amor, dijo ella después que hicieran el amor, ¿qué pasaría si te dijera que quiero un hijo?
-Yo sería el hombre más feliz del mundo, imagínate una hermosa niña que sea como tú, estoy seguro de que será una niña.
-Pues entonces eres el hombre más feliz del mundo, estamos esperando un bebé, dijo ella feliz al ver la reacción del hombre, tengo algunos meses de embarazo, ayer fui a hacerme los estudios, ya mi tío Arnold lo sabe, no busqué a mamá para que seas tú quien le diga que será abuela, ella estoy segura de que se pondrá feliz con la noticia.
Él la abrazó fuertemente “te amo mi Zaira”, lo supe desde la primera vez que te vi.
Salieron en la mañana en el jet privado de Dante, irían a Turquía, el lugar en donde Zaira deseaba pasar su luna de miel y Dante siendo un hombre complaciente a su esposa, no iba a defraudarla con el viaje de bodas.
Pasó el tiempo, llegó la boda de Stella y Glen, el vientre de Zaira cada vez se hacía más grande, ya sabían que tendrían al pequeño Aarón en sus brazos, estaban felices de que tendrían un niño que vendría a completar su felicidad.
Cuando hacían el amor se quedaban tendidos en donde fuera que estuvieran, bastante, agotados cada vez se sentían mejor haciendo el amor, todos los días se disfrutaba uno del otro.
Llegó el pequeño bebé a sus vidas, Aarón hacía que todo era felicidad, Zaira volvería a trabajar, pero esta vez como dueña de la empresa que fue de su padre, amaba su profesión y ya era el momento de ponerla en práctica, trabajaría en su propia empresa, así tendría tiempo para su hijo y para su adorado esposo.
Llegó la boda de Malcom y su novia de muchos años, el regalo de Dante y Zaira para ellos fue un viaje por el mundo con todo pago por supuesto, la pareja lo apreciaba mucho, no era solo un chofer, fue el cómplice de todo lo que vivieron y le estaban agradecidos por siempre apoyarlos y por su lealtad como amigo
Carlo y Sandro, así como Rina y Stella, serían los padrinos de bautizo del pequeño Aarón.
Después de mucho rogar, Malcom y Graciela aceptaron el regalo, ya el chofer no trabajaría para Dante, ahora era su socio en una de la sempresas del CEO, así la pareja tendría más tiempo para ellos, no fue fácil que Malcom aceptara, él sentía que su jefe estaba exagerando.
-Señor Fabbri, no es necesario, yo gano bien como su chofer.
-Malcom, eres más que eso, eres como mi hermano, tu padre siempre estuvo a mi lado como un tío al que amé, siempre me aconsejó, era mi cómplice en algunas travesuras, siempre estuvo ahí, ahora no me digas que tengo que hacer, acepta hombre, que es una orden, después de que aceptes, ya no habrán mas ordenes, así que no se diga mas, o tendré que hablar con tu esposa, si es como Zaira, te hará aceptar quieras o no, ya sabes estas mujeres nos dominan, dijo Dante riendo fuertemente.
Y de esta manera, Dante logró que Malcom aceptara entre risas y un abrazo fraternal
Así pasó el tiempo, Zaira trabajaba muchas veces desde casa, Aarón era un niño feliz al lado de sus padres que lo amaban con locura, Zaira esperaba una niña, era la ilusión de Dante, tener muchos hijos y ser el mejor padre, ahora trabajaba menos, sus empresas seguían generando mucho dinero, así que se tomaba días entero en que renunciaba a su teléfono para dar tiempo de calidad a su pequeña familia.
Nació la niña y ahora era todo mas feliz, domingos se turnaban para el desayuno en casa de Danna, Berat y Arnold tambien eran felices de organizar sus desayunos de domingo, la vida fue pasando y Dante y Zaira cada día eran mas felices y se amaban mas.