Zaira estacionó su auto en la cochera de su casa, estaba un poco más tranquila, no pensaba volver a la empresa de Dante, hablaría con su madre y con Arnold, ellos entenderían.
Estacionó en la mansión, respiró profundamente, era posible que su madre se pusiera un poco difícil al ella no querer volver a trabajar con Dante.
Entró a la casa, escuchaba a su madre muy entretenida conversando con alguien en la sala, Arnold no podía ser porque estaba fuera de la ciudad, no tenía muchos amigos y sus amigas se habían ido de vacaciones en un crucero después de que pasara el funeral de su padre, era la voz de un hombre y le parecía bastante familiar.
Al entrar a la cocina, Zaira se quedó petrificada, la voz no era de nadie mas que de Dante Fabbri. Ella lo miró mientras sonreía con su madre como si fueran grandes amigos.
-Buenas tardes, dijo Zaira en un tono bastante serio.
-Hola mi vida, me dice tu jefe que con tanto que hablaron hoy, se te olvidó firmar el contrato y mira, me ha traído este hermoso ramo de flores, este hombre es un amor verdaderamente, eres afortunada, es un chico muy detallista, como lo fue tu padre.
Mientras que Dana hablaba, Dante la miraba de arriba abajo y sonreía con aquella sonrisa de medio lado que la derretía.
-Mamá, por favor, no compares a mi padre con nadie, mucho menos con el señor Fabbri, no se parecen en nada, dijo ella mirándolo y tratando de cambiar el gesto de mujer enamorada a un de molestia, sin mirar si quiera el ramo de flores que estaba sobre la mesa de la sala.
-Para nada me molesta, tu madre me ha contado mucho de Aarón, tenemos cosas en común, mas de las que te imaginas.
Mientras que la madre de Zaira preparaba un café en la cocina, Dante le giñaba un ojo a Zaira y su mirada la volvía a recorrer de arriba abajo.
-Toma, se te quedó esto en mi departamento, dijo Dante levantándose y poniendo en la mano de la chica el collar. Si me vuelves a devolver este regalo, te juro que le diré a tu madre cuando te lo di.
Eso solo hizo enfadar a la chica.
-Haz lo que tengas que hacer, la verdad estoy cansada de que me chantajees.
-Bien, como tu digas, no creas que me callaré, total, yo te pagué lo acordado Zaira Smith.
Dana miró a Zaira con el collar en la mano y sonrió.
-Mi princesa no quería aceptarte el detalle, pero le dije que se lo obsequiabas por su buen desempeño.
-Exactamente señora Smith, por eso se lo regalé, por su buen desempeño, dijo Dante mirando a la chica y volviendo a giñar su ojo.
Ella parecía que lo mataría con las miradas que la hacía, deseaba desaparecerlo de la faz de la tierra.
-Mi vida, no tienes idea de lo feliz que estoy porque comiences a trabajar con el señor Dante.
-Ya te dije que soy solamente Dante.
-Cuando me digas solo Dana, entonces yo tampoco te digo señor.
-Bien, bien tú ganas Dana.
¿Entonces qué vamos a hacer señorita Smith, vas a firmar conmigo como era el deseo de tu padre y evidentemente el deseo de tu madre, o vas a seguir trabajando en otra empresa?
-Pero que pregunta es esa Dante, por supuesto que mi niña trabajará contigo, ella me dio su palabra y siempre cumple con lo que dice.
-Mamá, podemos hablar en privado, por favor.
-Mi amor, que mal educada, como vamos a dejar a Dante acá, no, no, dime lo que quieras.
-Por mí no se preocupen, aquí esperaré, dijo el hombre sonriendo.
-Que amable, dijo ella muy sarcásticamente.
Cuando Zaira llevó a su madre casi a rastras al comedor, Dana bastante molesta por como su hija se había comportado.
-Dima, jamás imaginé que te comportases así Zaira Smith, que pensará Dante de nosotras, que somos mal educadas o sin respeto alguno por nuestro invitado.
-No me importa lo que Dante Fabbri pueda pensar, además, yo no lo invité y me imagino que tu tampoco, simplemente tocó el timbre y tu lo recibiste.
-Pues te equivocas, él me llamó, me invitó a tomar un café, pero como se suponía que ya tu venías a casa, porque Dante me dijo que ya habías salido de su empresa, decidí esperarte aquí para escuchar las buenas noticias que por cierto me harían muy feliz y estoy segura que a tu padre también lo haría, verte triunfar al lado del mejor, recuerdas que Aarón te lo decía, que cuando llegara este momento, hablaría con Dante para que te diera trabajo, ellos se llevaban bastante bien, cenaban juntos y hasta jugaban golf algunos fines de semana, así que dime, que es eso tan grave como para dejar a mi invitado en la sala solo, dime, que te escucho.
Zaira se quedó sin nada que decir, el hombre era muy astuto y había enredado a su madre para que lo invitara a su casa, aparte había hablado de su padre como si fueran grandes amigos.
-¿Mamá tu de verdad crees que mi padre fuera amigo de este tipo?
-Pues si no lo crees cuando Dante se marche, te mostraré que sí, que fueron amigos y en algún momento hasta socios en algún proyecto, yo firmé algunos de los contratos, mas nunca tuve el placer de reunirme con él, siempre algo sucedía, sé que envió una corona gigantesca de parte de sus empresas y que estuvo en la iglesia cuando tu padre partió, es un buen hombre hija, es igual de honesto que tu padre. Igual que nosotras que podemos andar por la calle con el rostro en alto porque no tenemos nada de que avergonzarnos, así es Dante Fabbri mi niña, no sé porqué lo odias tanto, pero si no me lo dices tú, me lo va a decir él, dijo Dana dejando a su hija en el comedor sin saber qué hacer.