Zaira estacionó su auto en la cochera de su casa, estaba un poco más tranquila, no pensaba volver a la empresa de Dante, hablaría con su madre y con Arnold, ellos entenderían.
Estacionó en la mansión, respiró profundamente, era posible que su madre se pusiera un poco difícil al ella no querer volver a trabajar con Dante.
Entró a la casa, escuchaba a su madre muy entretenida conversando con alguien en la sala, Arnold no podía ser porque estaba fuera de la ciudad, no tenía muchos amigos y sus amigas se habían ido de vacaciones en un crucero después de que pasara el funeral de su padre, era la voz de un hombre y le parecía bastante familiar.
Al entrar a la cocina, Zaira se quedó petrificada, la voz no era de nadie mas que de Dante Fabbri. Ella lo miró mientras sonreía con su madre como si fueran grandes amigos.
-Buenas tardes, dijo Zaira en un tono bastante serio.
-Hola mi vida, me dice tu jefe que con tanto que hablaron hoy, se te olvidó firmar el contrato y mira, me ha traído este