Ámbar
Ir de compras es una actividad rutinaria, a juzgar por las caras largas de las personas que están aquí. Yo, en cambio, estoy fascinada. Ser libre de nuevo es algo que, a pesar de mi sufrimiento, me está gustando mucho. Estando casada con David, vivía una vida encerrada, cuya vida social se limitaba a los eventos a los que él quería llevarme.
—Sí, estas son las mejores —dice Ana mientras elegimos las zanahorias—. Aquí tienen la mejor comida, ya que se cultiva de manera natural, sin insecticidas.
—Eso es muy bueno —digo contenta—. Ahora que espero a mi bebé, quiero comer de una manera más saludable.
—Tienes que ir a hacerte una ecografía —me recuerda—. Es importante para saber cómo está.
—Sí, tengo una cita la semana que viene. Joshua me ayudó a conseguirla —digo sonriente, lo que hace que ella frunza el ceño.
—Él y tú son muy cercanos, ¿no?
—Sí, siempre fuimos muy buenos amigos —contesto—. Esta amistad es de mucho antes de casarme con David, así que no tienes de qué preocupar