Ámbar
Durante los primeros minutos del viaje, me aferro a la agarradera como si eso me fuera a salvar de la muerte en caso de que el vehículo se salga de control por culpa de la niebla.
—Vaya, esta colina sí que es difícil —murmura el taxista—. Pensé mucho antes de aceptar el pedido de mi tía, esta colina…
—Espera, ¿Anastasia es tu tía? —le pregunto, con una risa de incredulidad.
En ese momento noto el parecido que tiene con ella. Ambos poseen unos labios delgados y una sonrisa cálida, además de una mirada gris y dulce.
—Sí, y ella me suplicó que viniera hasta acá. Y bueno, aquí estoy.
—Gracias, muchas gracias —respondo sonriendo—. Anastasia, sin duda, es un ángel. Es…
—¿De verdad usted la aprecia? —me pregunta, impresionado—. Digo, es que…
—Ella fue la única que realmente me quería, ¿cómo no voy a tenerle cariño? Además, es la mejor chef. Cualquiera se enamora de ella y su comida.
El taxista suelta una risita mientras asiente.
—Sí, sin duda. Mi tía Anastasia es increíble.
Aunque este