LOS BENANDANTI.
Una pequeña gota de sangre resbalo del brazo de la niña, que se sintió perdida, —¿Dónde estamos? —pregunto la niña, —donde deberías estar, respondió la mujer, que dejo de cantar, y al instante la había cambiado el semblante, la niña comenzó a sentir temor, —pero este camino no nos lleva a Arizano, ¿A dónde nos lleva? Por favor devuélvenos al camino que llevo a Arizano.
La bella dama le miro de pies a cabeza, —¿acaso no estás conmigo? —dijo la mujer con una voz dulzona que era casi imposible resistirse, pero la niña ya tenía demasiado temor, vio a sus hermanos, y los vio como si estuviesen hechizados, —ya devuélvenos al camino, —grito la niña, tomando del brazo a sus hermanos, pero mientras ella les tomaba del brazo, la faz de la hermosa joven se fue transformando.
La cara hermosa se llenó al instante de arrugas, sus hermosas caballeras se volvieron en pelos viejos, y de su rostro casi parecía que los pedazos y carne podrida estaban a punto de caer al piso, su mirada era penetrante, y s