LARGO DESEO.
El amor inundó el castillo de las flores, Didier jamás había amado una mujer en lo íntimo, desde que había conocido la madre de Elisa, él se guardó para ella, pero su amor jamás fue liberado hacia ella, pero no así ese día, que por primera vez sentía la piel suave de Elisa, sus labios dulces, que lo derretían, Elisa había sentía que el pasado se borraba de su mente.
Ella saboreaba sus labios, su piel ardía, su cuerpo era como las brazas y todo su ser se enardecía de deseo por él, sus brazos, su cuerpo la rodeaba, y ella ya no sabía cómo más reaccionar, sentía que todo su cuerpo estaba a punto de explotar, pero no deseaba contener, tampoco desea que se acabase, Elisa anhelaba que ese momento, esas caricias, ese deseo, y sobre todo ese amor durase.
Didier desvistió a Elisa, ella se dejó caer en la cama, con su cuerpo encendido, Didier la contemplo, y le vio hermosa, le parecía toda ella bella, no solo desnuda, ya a Didier la amaba estando con sus vestidos, pero sin ropas, ella era perfe