Mundo ficciónIniciar sesiónSalí de esa habitación, la cual Alejandro me había despreciado nuevamente. La mansión se sumió en un silencio absoluto, roto únicamente por el crujir de mis pasos. Caminaba por aquel pasillo largo y oscuro con mis brazos cruzados sobre mi pecho y mi corazón latiendo con fuerza. La discusión con Alejandro aún ardía en mi memoria; esa maldita mezcla de rabia y deseo me había dejado temblando.
Llegué al gran salón, donde los ventanales mostraban la luna como un espejo brillante sobre el jardín. La luz plateada se filtraba, dibujando sombras alargadas en el piso de mármol. Caminé y me detuve frente al viejo espejo, un imponente marco de madera tallado a mano; me miré fijamente. Ahí estaba yo, con el cabello un poco desordenado y los ojos aún húmedos por la mezcla de furia y frustración.Esa mujer que estaba frente a mí no era la de antes; era más fuerte en su interior y ahora trataba de ser más calmada, y estaba casi segura de que Alejandro era en alguna parte vulner






