Mientras caminaba adentrándose al pueblo, las personas la miraban con atención dándose cuenta de que una extraña había llegado. Sin embargo, la gente estaba tan ocupada en sus labores que después de un par de miradas, volvían a su trabajo.
Anduvo sin rumbo; puesto que realmente no sabía nada de su hermano, excepto que vivía en ese lugar. Quiso preguntar por él; pero ni siquiera tenía un nombre por el cual llamarlo. Ya había sido tonta una vez por hablar sin pensar; así que se detuvo antes de preguntar a la ligera.
Caminó en círculos por casi medio día hasta que se animó a acercarse a una señora que entraba a su casa - he, disculpe - la señora se giró lentamente, asombrada al ver que era a ella a quien llamaban - estoy buscando a mi