Volteó a ver. La calle estaba vacía, las esquinas que separaban las casas se mantuvieron silenciosas. No había nadie a simple vista. Como si el sonido que escuchó hubiera sido producido por su cabeza.
-Apresúrate - Danilo la hizo volver a la realidad.
-Sí - se recompuso para luego correr hasta él.
Estaban por llegar a un gran campo seco. Supuso que esa era el área donde los niños jugaban. Muy a lo lejos, se percibía un color verde intenso. Eran grandes parcelas que abarcaban un espacio más amplio que el mismo pueblo. Cruzaron el campo. El sol iluminó todo el suelo. Calentando, en un instante, la tierra y secando los charcos formados en la noche. Tardaron un tiempo en llegar al otro lado.