Dak Ho:
Ella me lo había confirmado, ya no había duda de que ella es la persona a quien he estado buscando para asesinarla. Ella fue quien estuvo en el barrio chino.
Maldita sea.
¿Como demonios debo afrontar todo esto? Joder, es Jenn, se trata de Jenn, de la mujer que deseo para mi.
Compré ese maldito periódico, tuve que aliarme con Tanaka para que no me jodiera los planes, ahora esta todo mas que jodido por que Jenn es la persona que hemos estado buscando, es la persona que nos puede hundir si así ella lo desea, ya que no sabemos que es lo que contiene esa grabación.
Lo que me alivia de todo esto, es que no debe tener nuestros rostros, por si fuese así, ella me hubiese reconocido de inmediato y no fue así, joder estoy estresado. Ahora que se que es ella no se por donde demonios empezar.
—¿Que piensa hacer señor?
—No lo se aun —me pare en el ventanal de la oficina—. Tengo que encontrar esa cinta a como de lugar, si ella la publica estaré jodido y eso no lo puedo permitir.
—Podemos entrar en su casa, solo de la orden.
—No —dije rápidamente—, quiero encontrar la cinta yo mismo, no nos podemos arriesgar, recuerda que no somos como los Yakuza, nosotros hacemos las cosas bien. Trataré de ganarme su confianza para poder actuar.
—Haremos lo que usted diga señor.
—Vete a casa Park, mañana pensaremos con la cabeza fría.
—Si señor.
Sabia que habia hecho una reverencia, escuche la puerta abrirse y cerrarse. Tome la carpeta donde estaba la información completa de Jenn. Después de escucharla en el periódico, tuve que investigarla, necesitaba saber todo sobre ella, toda su información y lo que me dieron fue demasiado poco, claro, se nota que ella es reservada con muchas cosas.
Saber que ella es esa persona, hace que un remolino de emociones entre en mi cuerpo. Estaba enfrascado en encontrarla y matarla, pero ahora que se que es ella, no puedo hacerlo, de solo pensar que podría lastimarla, me odio a mi mismo.
No puedo hacerle daño, no cuando ella se ha metido en mi mente.
Desque la vi, cuando comimos, joder, besarla en la oficina, sentir ese calor de su cuerpo encima del mío, fue una completa locura, no pensé que una mujer me tuviese asi de idiota como me tiene ella.
Ella me había correspondido de la manera más deliciosa, sentir ese sabor de sus labios, el olor de su piel, eso me hizo fantasear con follarla sobre ese escritorio y que todos sepan que ella es mia.
Joder.
Jenn me tiene demasiado loco y no descansaré hasta hacerla mía, mi dueña y señora de todo.
—Demonios Dak Ho, baja de esa nube —me obligue a decirme a mí mismo—. Si Jenn se entera que soy, huirá de mi, se nota que ella es muy buena.
Pero no quiero dejarla, no quiero apartarla de mi y sé que el bastardo de Tanaka está detrás de ella, el mismo me lo ha dejado claro.
De pelear por territorios, ahora por ella. Pero una cosa estoy seguro de que no voy a dejársela fácil, ella tiene que ser mia, solo mia.
(...)
A la mañana siguiente.
Hoy estaba en una Reunión con los accionistas para una nueva tienda tecnológica que pienso abrir del otro lado de la ciudad, tengo planeado en traer lo mejor en tecnología de Corea hacia Estados Unidos, la propuesta es buena, un tanto arriesgada, pero buena.
Tienen que aceptar, con eso es que pienso venderle las armas a los Qataríes, ellos son los mayores compradores de las armas que vendo.
—Señor Kang, la propuesta es un poco arriesgada.
—Lo es claramente —me acomode el saco—, pero les aseguro duplicar lo que están invirtiendo, yo me estoy arriesgando y es mi propia empresa —les sonreí—. Solo deben decir si o no, así de simple, por que los productos que les mostre solo están esperando para partir.
Detesto a las personas que se hacen las de rogar, es tan sencillo decir que si a algo.
—Pues yo si quiero invertir —dijo una de las accionistas—, la propuesta es magnifica, aqui todos sabemos que no hay mejor y avanzada tecnología que la de Corea del Sur, los equipos para las tienes de cosmetología, electrodomésticos es infalible.
—Eso es cierto pero digame ¿quien compraria una arrocera? —lo dijo en un tono burlesco.
—Yo lo haría señor Trent, recuerde que aqui en New York existe un barrio chino, hay todo tipo de asiáticos ¿no me vio? —le sonreí de lado—, soy Coreano por si no lo había notado.
También detesto a las personas como el, racistas de m****a. Son de esas personas que creen que ninguna persona que no sea rubia o de ojos azules, no merece estar frente a el. En lo que llevo en la empresa son las pocas veces en las que me cruzo con personas como esta.
En una sola ocasión asesine de un balazo a un rubio como el, soltó un comentario despectivo hacia mi secretaria, además de acosarla sexualmente, fue sencillo atraparlo, así como fue sencillo cortarle los dedos por tocarla, el balazo en la cabeza se lo merecía, también por hacerme perder mi valioso tiempo.
—Señor Kang, los productos de belleza en Corea ¿son confiables?
—Lo son, Corea es el mejor ámbito en cuestiones de belleza, ya que para ellos verse bien lo es todo, existen desde las mascarillas y las cirugías plásticas, tanto grandes como pequeñas. Mi compañia ofrece todo tipos de cuidados para la piel, maquillaje entre otras cosas. Les garantizo de que les traeré los mejores productos, siempre lo he hecho.
Esto es realmente importante, ya que mantiene mi reputación en la cima, así se me quitaria un enorme peso de encima. Para los Coreanos la reputación lo es todo, debes mantener limpio el apellido de tu familia, asi estes en negocios turbios.
—Mi respuesta hacia la propuesta es un si.
—Yo tambien estoy adentro —ella sonrió.
—Estoy dentro —finalizó el señor Trent, le hice una señal al secretario Park para que trajera el contrato y así firmarlo.
Al fin había cerrado este trato, ahora debo llamar a mi padre para que de la orden de traer el armamento y el dinero. Tengo que soltar una enorme cantidad de dinero para los del puerto, esos los debo tener contentos ya que gracias a ellos es que traigo las armas desde Corea.
Los accionistas firmaron el contrato sin problema alguno, eso es un enorme paso pero un peso para mi.
Estreche las manos de cada uno y así salieron, más tarde llamare a mi padre para darle la noticia. Se pondrá contento.
Rodé los ojos al ver a Tanaka entrar a la sala de juntas.
—¿No te enseñaron a tocar?
—Lo que vengo a decir es importante —me puse de pie y me quite el saco—. Jenn me confirmó que fue ella.
—Dime algo nuevo Tanaka.
—¿Por que demonios estás tan tranquilo? Ella puede subir eso en las redes o en los noticieros.
—No lo hará —negué—, si ella quisiera, ya lo hubiese hecho ¿no lo crees? Solo hay que esperar un poco para quitarle la cinta, yo mismo lo haré.
—¿Que? —soltó una risa—. No harás tal cosa Kang.
—¿Por que? Si tienes una idea mejor, ilumíname entonces.
A Tanaka la tinta le fundio el cerebro. Menudo idiota.
—Yo le quitaré la cinta.
—Vaya, que genio... No lo harás y es mejor que lo sepas desde ya, no pienso dejar que sigas detrás de ella como perro faldero ¿esta claro?
—Tus amenazas de m****a no sirven conmigo Kang.. A mi tambien me gusta y joder... Ella sera mia y creeme que no pienso perder contra ti.
—Vaya que tienes confianza en ti mismo Tanaka —le sonreí y me acerque a el hasta quedar frente a frente—, si quieres competir contra mi, adelante, te aseguro que Jenn, se quedaría a mi lado ¿tu que le puedes ofrecer? Mira tu pinta, se nota que ella no estaría con alguien como tu.
—Claro, como si tu no fueses un maldito matón, con la única diferencia amigo mío, es que tu usas traje —me acomodo la corbata—, pero en si, somos la misma m****a.
Escucharlo me replantea lo mucho que lo odio, no le basta con pelear conmigo por los territorios, si no que también quiere a Jenn.
Pero esta errado si cree que le voy a dejar el camino libre, ella es mia y no pienso dejarla libre para que el vaya tras ella.
—Claro que si, somos la misma m****a —me aleje de el—. Pero tu estas mas jodido que yo Tanaka, tus malditos Yakuza son más despiadados que los Kkangpae, nosotros somos menos animales... ¿Que pasaria si llegas a tener una relacion con Jenn? ¿Le vas a tatuar la espalda para que sepan que ella te pertenece? —me rei— Por que recuerda, que las mujeres juegan un papel fundamental en los Yakuza... Pero ella ni siquiera es japonesa, lo que lo hace aún más complicado. Eres el líder de los Yakuza aquí en Estados Unidos, ¿que dirán los Japoneses sobre eso? Sabes que le cortarían la cabeza a Jenn, sin dudarlo.
Asi es esto, los Yakuza jamas aceptarian en su mafia a una persona que no sea Japonesa, los lideres deben estar al mando con una de su raza. Las mujeres en los Yakuza deben reclutar chicas para entregarlas a los miembros, Jenn se negaría a esto, si esta con Yanaka, debe hacerlo o si no, la asesinarían sin piedad alguna.
Los Yakuza son despiadados, no les importa violar en masa a las chicas que no tengan dueño y lo tiene, ella debe seguir órdenes de los altos mandos, si no, su castigo es la mutilación o la muerte.
—Sabes que tengo razón Tanaka —le volvi a sonreir—. Nuestro Kkangpae, no hace esas cosas, somos más civilizados.
—Pues no me importa —golpeó la mesa con ambas manos—, yo no sigo las malditas reglas, lo que digan en Japón me tiene sin cuidado. Aquí mando yo... No pienso dejarte el camino libre Kang, asi como tu, estoy dispuesto a lo que sea por Jenn.
—Claro —dije sin restarle importancia—. Solo procura hacer las cosas bien... Tengo la delantera, por que creeme, ella besa delicioso.
—¿Ah si? —soltó una risa seca— ¿Pues que crees? Ya lo comprobe.
Fui hasta el y lo tome de la camisa barata que tiene, el no pudo besar o tocar a Jenn. Ella es mia y no puede hacer eso.
—¿Celoso Kang? —sonrió de lado.
—Jenn no pudo haberte besado, bastardo.
—Lo hizo, me correspondió y no sabes lo rico que besa.
Las ganas de golpearlo y romperle las manos eran grandes, el no tenia por que haberla besado.
—Te matare por tocarla Tanaka.
—Intentalo, veremos quien termina primero con quien.
Lo solté de forma brusca. El se sacudió la camisa de porqueria. Tengo que controlarme y no cometer una locura, pero joder, de solo pensar e imaginar que el estuvo besándola, hace que mi sangre hierva.
—Veamos quién se queda con ella —fue hacia la puerta—. Si juegas sucio, creeme que yo seré peor Kang.
Salió de la sala de juntas dejándome aún más molesto, debí golpearlo, debi romperle los dedos. Pero debo mantener la maldita calma y no cometer un error. No puedo dejar que ese imbécil me gane la partida con Jenn.
(...)
Aquí estaba yo, como un idiota yendo hacia la oficina de Jenn, no pude dormir de la ira que sentía, no me cabía en la cabeza de que Tanaka la había besado, lo peor es que ella le correspondió.
¿Por qué tiene que hacerlo?
Si hace poco la bese, la toque y ella lo disfrutó. No quiero pensar mal de ella, no es mi estilo, pero joder como me revuelve la sangre de solo pensar en ello. Juro por Dios que me estoy volviendo loco.
Al entrar a la oficina, ella estaba reunida con la señorita Wilson, yo miraba a Jenn, quien me miraba con un poco de confusión. Hoy lucía más hermosa que otras veces.
Ese pantalon ajustado a esa enorme y sensual figura, la blusa de tirantes que se ajustaba a su torso y esa gran y frondosa cabellera recogida en una coleta algo desordenada. Esos ojos oscuros y esos labios carnosos.
Maldita sea.
Como me encantaria follarla en la oficina, en la cama o donde sea.
—Señor Kang, buenos días —saludó de forma educada.
—Buen dia a ambas, lamento si interrumpí.
—Para nada —la señorita Wilson se puso de pie—, yo ya me iba, Jenn te espero para almorzar.
Ella le asintió y la señorita Wilson salió de la oficina de Jenn, yo me dispuse a cerrar con pestillo para que nadie pasara.
—¿Que pasa? Estas demasi... —sus palabras fueron calladas por un beso que le di.
No se que fue lo que me pasó, pero la alcé en mis brazos, ella enrollo sus piernas en mi cintura y de inmediato me correspondio al beso, mi brazo rodeó su cintura para sostenerla con fuerza mientras que mi mano libre sostuvo su cuello, su lengua jugaba un poco con la mía.
Joder que bien besa.
—Tu si sabes usar esos labios —hable, al separarnos del beso, ella jadeaba y sus labios estaban enrojecidos. Yo pasé mi pulgar por esos deliciosos labios—, mi polla dentro de ellos se verían aún más preciosos.
Ella soltó un jadeo al escucharme. Me importa una m****a, no quiero ocultar que he fantaseado con ella desde que la vi.
—Estas loco Dak Ho —susurró sin aliento.
—Loco por ti.. Pero mereces que te castigue Jenn.
—¿Castigarme? ¿De qué hablas? —frunció el ceño.
—De que besaste a Tanaka —ella desvió la mirada—. Mírame —ordené y ella lo hizo—. Eso no se hace Jenn, nadie toca lo que es mio.
—No soy un objeto para que me llames tuya Dak Ho —se puso seria.
—Lo serás y de eso me encargare yo. Ahora responde ¿por que besaste a Tanaka?
—No lo sé —esta vez susurró, sus mejillas se pusieron rojas al igual que sus orejas—, el me besó y le correspondi... No se que me pasó.
Al menos no la obligo.
¡¿Pero que demonios estoy pensando?!
—No lo hagas de nuevo ¿quedo claro? —sus ojos no dejaron de mirarme y maldita sea, me esta poniendo duro, ella me está desafiando—, necesito una respuesta ahora Jenn.
—¿Que pasaria si te digo que no?
Ella está jugando con mi paciencia, lo se.
—¿Que harias si te digo que ambos me gustan?
Ahora el papel se ha invertido. A pesar de que ella sea más pequeña y que esté en mis brazos, me ha dejado a su merced, ahora soy yo el que se está dejando llevar por sus manos que me tocan el cuello.
Gruñí al sentir como aflojo mi corbata hasta soltarla y empezó a abrir los botones de mi camisa. Joder, se supone que deba ser yo quien la domine, pero esta pequeña lo está haciendo conmigo.
—No puede gustarte Tanaka —dije entre dientes, luego ambos nos miramos.
—Nadie manda en el corazón Dak Ho —murmuró cerca de mis labios.
¿A donde se fue la chica tímida?
—Se que me estoy metiendo en un lugar delicado —se apartó de mi—, lo lamento, pero ambos me atraen. Bájame.
—¿Que?
—Quiero que me bajes Dak Ho.
—No haré tal cosa —gruñí—. Te estas ganando unos azotes Jenn.
—No harás eso —me miro mal—, te estas comportando como alguien caprichoso Dak Ho.
—No soy caprichoso —replique—, simplemente que no me hace gracia saber que ese idiota puso sus asquerosas manos sobre ti, no cuando yo ya lo he hecho.
—Basta con eso Dak Ho —soltó un suspiro pesado—. Bájame que tengo trabajo que hacer.
—No lo haré —la pegue mas a mi—, no te voy a bajar —sostuve su mandíbula para darle un casto beso—, quiero que te alejes de Tanaka, lo digo en serio —empecé a besar su cuello, ella empezó a jadear—. Vamos, nena, dilo. Di que te alejaras de el.
—Detente Dak Ho —jadeaba, yo gruñí de nuevo al sentir como sus dedos se metieron en mi cabello para darle un pequeño tiron.
—¿Deseas que lo haga? —murmuré.
—No, pero debemos hacerlo... Tengo trabajo que hacer y supongo que tu también. Por favor.
—Bien —farfullé molesto.
La baje de mis brazos, ella se recargo de su escritorio y trataba de calmar su respiración, yo sentí una molestia en mis pantalones, tenía una maldita erección.
—No puedo salir con una erección.
—Siéntate y asi se te pasa —sonrió.
—Veo que esto te divierte —alce una ceja y ella asintió orgullosa de lo que había provocado.
—Ten —me dio un vaso con agua—, cuando la erección se le pase, puede irse señor Kang.
—Ya no me llamas Dak Ho ¿eh?
—Te llamo por tu nombre en momentos mas... Íntimos por así decirlo, ya te dije que no quiero que nadie hable de mi y crea que me acuesto con el jefe.
—Eso se puede solucionar Jenn, si me dejas follarte sobre el escritorio y hacerte gritar muy duro, ya a muchos les quedaría claro que eres mía. Así tienen fundamentos para hablar.
—¿Tienes que ser tan directo? —se sorprendió un poco ante mis palabras.
—Efectivamente, me gusta ir directo a la yugular, hablando coloquialmente.
—Me deja sorprendida Señor Kang.
—Y aun no me conoces del todo... —me abroche los botones que ella había soltado y arreglé mi corbata—. La cena para el sábado sigue en pie, espero que no me dejes plantado Jenn, eso me pondría de mal humor.
—¿Como eres de mal humor?
—Podrías averiguarlo —ella sonrió y yo hice lo mismo—. Más tarde enviaré un vestido para ti.
—No, yo misma puedo comprar mis cosas Dak Ho —puntualizó.
Me encanta que me llame por mi nombre.
—Dejame cumplir ese capricho nena —me acerque de nuevo a ella—, comprare un lindo vestido para ti, uno que pueda romper.
—¿Que te hace creer que tendremos sexo? —empezó a retarme con la mirada.
—Algo me lo dice, tengo buena intuición —tome entre mis dedos su cabello rizado, es hermoso—. Haré que tu misma me lo pidas, hasta te daré a escoger, si deseas que te folle de forma delicada o follarte en cada rincón de mi casa de la forma más ruda posible... Yo siendo tu —mire sus orbes oscuros—, Escogería la segunda opción, me gusta lo rudo.
—Dak Ho basta —dijo en un hilo de voz, sonreí al verla nerviosa—, ya vete.
—Esta bien —me aparté de ella—, pasare por ti el sábado.
—Pero no sabes donde vivo.
—Claro que lo se nena, adios.
Salí de la oficina de Jenn con una sonrisa de victoria dibujada en mis labios, por un momento se me olvido que ella había sido tocada por Tanaka, pero me encargare de borrar cada maldito rastro de su cuerpo.
Jenn es mía y no dejare que el se acerque a ella de nuevo.